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— ¡Hyung, te prometo que no está tan alto! —gritó JungKook desde arriba de la pequeña casita de madera, tenía sus rodillas apoyada en la madera saliente y animaba al mayor a subir. Añadir que había transcurrido una hora exacta desde que el pequeño fue el primero en subir.

— ¡Kookie, no mientas a hyung! ¡Hyung ha estado en esa casita del demonio hace unos años y sí está alto! —el menor suspiró ante el ridículo regaño del mayor y decidió guardar silencio, mirando a Jimin quien estaba a su lado observando todo.

Era tan sencillo como subir esas espaleras echas con tablas de madera y cumplir con el castigo de la apuesta, pero para Jin no quedaba ahí, no era simplemente subir y bajar, pues debían quedarse toda la noche hasta el día siguiente. Y si una vez cayó permaneciendo un corto período de tiempo arriba... ¿Cómo sería pasar toda una noche? "¡Ni hablar", gritó interiormente el mayor, apartando sus manos de la escaleras y girándose para ver el rostro de su amigo Ken.

— Estás disfrutando, ¿verdad?

— Un poco —rió el chico y luego le dio algunos golpecitos al castaño—. Te daré una segunda opción —Jin entrecerró sus ojos, no muy confiable por lo que pudiera salir de los labios de su viejo amigo—. Puedo instalarte la tienda de campaña aquí, justo debajo del árbol.

— Por un momento pensé que serías el buen amigo que eres y dejarías pasar esta estúpida apuesta.

— Las apuestas hay que cumplirlas —le guiñó y ambos fueron hasta el garaje para coger y montar la dichosa tienda de campaña. Al menos no dormiría en las alturas.

Los dos chicos arriba vieron como se despejaba la zona baja del árbol, se miraron entre sí con una sonrisa en el rostro y poco tardaron en gatear hasta el interior de la casita e inspeccionar qué cosas escondía tras esos tablones viejos y algo mohosos.

La noche cayó rápido, como si se intentara reprender la actitud del mayor de todos, y todo por no cumplir su palabra. El castaño se despidió de NamJoon con un beso de buenas noches y cerró la cremallera de la tienda de campaña. El par de chicos arriba miraban unos cómics antiguos que habían encontrado en una de las cajas apiladas en una de las esquinas. Disfrutaban su momento a solas bajo la tenue luz de un viejo candil y, más que un castigo, para ellos era como un regalo, más aún cuando Jin se quedó abajo.

— Leído —volvió a repetir el menor por sexta vez desde que habían comenzado a leer esos viejos cómics.

— ¿Cómo puedes leer tan rápido? —Jimin, que estaba tumbado en el suelo con su cómic entre sus manos, lo dejó a un lado y rodó hasta quedar con su cabeza en el regazo del menor.

— Me gusta leer, y los cómics más que nada tiene dibujos, así que los leo rápidos —JungKook miró hacia abajo y sonrió al rostro ya sonriente del mayor.

— ¿Quieres que cotilleemos un poco más y veamos qué otras cosas encontramos? —el castaño se levantó rápidamente y apiló los cómics para dejarlos a un lado— Mira en esas dos cajas de allí, yo miraré en ésta última —JungKook asintió y gateó hasta las dos cajas señaladas—. Vaya, aquí sólo hay sobres... ¿cartas? —cogió un par y se las mostró a JungKook— ¿Crees que sean cartas de amor? —rió y el menor lo siguió, volviendo a darle la espalda para mirar el interior de sus cajas.

— Hyung.

— ¿Hmm?

El pelinegro no sabía cómo reaccionar y mucho menos cómo explicar qué había entre sus manos, pero lo que sí sabía es que lo ponía bastante nervioso.

La caja estaba repleta de revistas, algo viejas ya, pero no era eso lo extraño, sino que todas ellas eran resistas porno. No era muy complicado averiguarlo cuando en todas las portadas salían mujeres semidesnudas y menos aún cuando abrió algunas páginas y encontró a una chica rubia bastante voluptuosa completamente desnuda.

Escape [BTS/BL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora