Catch me, I'm falling » KaiSoo

Febrero 25 - Día 40 (II)

Ojos mirándose el uno al otro
Un par de ojos restantes
Oh, realmente luces feliz, te ves feliz
Cuando te veo tan hermoso es triste

Incluso si mi corazón te anhela
 y se convierte en una pequeña estrella
Al menos desde lejos,
Al menos en mi corazón
Brillaré cálidamente en ti

(EXO - What if... (시선 둘, 시선 하나)

***

Kyungsoo estaba sentado en un lado de su cama cuando entré en su habitación, se veía positivo a pesar de las circunstancias.

Tenía puesto un abrigo de color verde oscuro y una bufanda blanca y esponjosa alrededor de su cuello. Estaba sonriendo alegremente mientras golpeteaba sus converse blancos contra el marco de la cama.

—Asumo que tuviste un buen día, ¿verdad? —le pregunté mientras me acercaba. Le sonreí mientras él extendía sus manos hacia mí y las tomé saludándolo de una manera inusual. Solo habían pasado 30 segundos desde que estaba con su compañía y ya me sentía mucho mejor que en todo el día, aunque también pensé que pudieron haber sido los esteroides que me tomé más temprano y finalmente habían hecho efecto.

Me preguntaba cómo le diría que me había regresado el cáncer. Había estado dándole vueltas en mi cabeza a eso durante todo el día. Podría decírselo de inmediato sin tantos rodeos, o tal vez mandarle un mensaje, o susurrárselo a su oído antes de que él se fuera de este mundo. 

Honestamente, no quería que él supiera que la enfermedad había regresado.

—Oh, estuvo excelente —contestó mientras ajustaba su bufanda y se colocaba un par de guantes blancos que había sacado de su bolsillo—. Tuve un ataque alrededor de las nueve, fue realmente emocionante.

Tuve que hacer un gran esfuerzo para no quedarme con la boca abierta.

—Dios, Kyung, ¿hablas en serio?

—No fue tan malo. Fue solo un pequeño ataque —Se encogió de hombros mientras una media sonrisa aparecía en su boca—. Toda esta mierda tenía que pasar algún día. Ahora me están dando esteroides, están tratando de mantener el tumor calmado antes de que comiencen a darme las quimioterapias.

Ahora los dos estábamos casi en la misma situación.

Coloqué una mano en su cabeza y revolví su cabello dejándolo caer en su frente, luego me dirigí a buscar la silla de ruedas que estaba en la esquina.

—Estoy agradecido de que no haya sido un ataque grande.

—No lo sé, hubiera sido divertido —bromeó—. Sería como dar un paseo en una montaña rusa, cortesía de mi tumor cerebral favorito.

Me reí un poco.

—Tienes un extraño concepto de lo que es la diversión, Kyungsoo.

Él se levantó y caminó hacia la silla, se sentó con una respiración jadeante.

—En realidad, fue bastante aterrador. Había tenido antes esos ataques, pero no me he acostumbrado a ellos.

—¿Aún te sientes bien para tu sorpresa? —le pregunté mientras golpeteaba mis dedos en sus hombros con ganas de envolverlo en un abrazo y nunca soltarlo.

Volteó su rostro un poco haciendo una mueca con sus labios mientras levantaba sus cejas y me dijo:

—No seas tonto. No dormí todo el día para nada.