✨Capitulo Dieciocho✨

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Debilidad viaja por mis piernas y esta tomando cada gramo de mi voluntad. Nunca anhele la mirada de nadie como la suya, necesite el toque de alguien como necesito el de él. O quise algo tan dolorosamente feroz como lo quiero.

Mi garganta se siente adolorida mientras hablo -No deberías tener... decir eso sobre mi. Justin. Ellos van a pensar que tu y yo... tu y yo...- sacudo mi cabeza, conciente de como mis dedos hormiguean en el agua por la necesidad de tocar su cabello picudo.

-¿Qué eres mía?

La palabra "mía" en sus labios, hablando mientras esos intensos ojos mieles me miran, hace que mi estomago se contraiga con doloroso deseo no correspondido.

Me río.

-¿Qué es tan gracioso? - el abre la puerta de cristal y envuelve una toalla alrededor de sus caderas, dejando caer al suelo como una bofetada sus pantalones de cordón, su camiseta le sigue. El se vuelve y me cubre con una gran toalla y me arrastra a la cama. El me deja en el centro, su voz con un deje de risa, pero su rostro con el ceño fruncido

-¿La idea de ser mía es tan graciosa?

Llega bajo mi toalla y me quita las bragas, y luego mi sujetador, luego pasa la toalla por mi cabello y luego mi cuerpo, sus ojos mieles no brillan mas.

-¿La idea de ser mía es graciosa? - el cubre mis dos pechos con la toalla y me seca, sin dejar de mirarme -. ¿Es divertido __(tn)? -insiste mirándome fijamente a los ojos.

- ¡No! - la palabra es solo un grito ahogado cuando el deseo se dispara a través de mis terminaciones nerviosas. Mis caderas inclinándose hacia arriba cuando comienza a secar entre mis piernas, y no puedo dejar de hacerlo.

Corre la toalla a lo largo de mis piernas, y lamo mis labios mientras por fin inclina su cabeza, mis huesos se vuelven líquidos con el rojo y puro deseo. Parece especialmente obsesionado con secar mi rodilla. La toalla casi amorosa mientras la frota sobre mi cicatriz. Una fiebre ardiente sigue a la toalla mientras lo miro sin poder hacer nada.

Una gota de agua se adhiere a una de las pequeñas puntas marrones de sus pezones, y me lleva toda mi fuerza de voluntad no inclinarme y chupar. No la gota de agua. Su pezón.

Mi corazón late cuando me acerco, mi mano temblando mientas toco la parte superior de su cabeza.

- ¿Alguna vez has sido de alguien? - le pregunto, un susurro dentro de la tranquila habitación.

Levanta su cabeza a la mía, y lo quiero tan mal, que me consume por dentro, como si el poseyera mi alma, y ahora mi alma sufre queriendo que posea mi cuerpo.

Una poderosa emoción tensa su cuerpo mientas llega y acuna mi mejilla en una de sus grandes manos, y hay una ferocidad inesperada en sus ojos, en sus caricias, mientras me agarra.

-No, ¿Y tu?

- Nunca quise.

-Yo tampoco.

Este momento es íntimo. Pesado con cosas no dichas. Algo sin nombre saltando entre nosotros. De el a mi. De mi a el.

Arrastra su dedo a lo largo de mi mandíbula como si a estuviera memorizando. Ondas se disparan a través de mi cuerpo mientras continua acariciando mi cara, todo el tiempo me miro con esos impresionantes, desgarradores y hermosos ojos mieles, como si estuviera absorto. Su voz es terciopelo en mi piel.

- Hasta que vi esta hermosa chica en Seattle, con ojos dorados y labios gruesos y rosas... y me pregunte si me podía entender...

Mi pecho palpita por sus palabras inesperadas, y cuando inclina su cabeza mas cerca, su mirada casi pidiendo permiso, su aroma a jabón y champú y agua se aferra a mis fosas nasales.

ERES MÍA ¡La Obsesión Del Boxeador! (Adaptada)Where stories live. Discover now