✨Capitulo Treinta & Dos✨

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Temblando en mi asiento, me quedo completamente inmóvil mientras viene a pararse delante de mí, respirando como un toro, sus fosas nasales dilatadas, sus ojos ardiendo sombríos en su rostro, con los puños temblando a los costados. Pero es la penosa desesperación en su mirada que envía escalofríos terribles por mis brazos.

Me toma alrededor de diez veces el esfuerzo normal para hablar. —¿Quieres hablar conmigo, Justin? —le pregunto, mi voz es áspera.

Me preparo para su grito, pero de alguna manera, la astilla fría de un susurro con la que responde es infinitamente más amenazante.

—Quiero hacer algo más que hablar contigo.

El cabello de mi nuca se eleva en alarma. —Muy bien, vamos a hablar. Disculpa, Diane —digo en calma engañosa, y empujo mi silla hacia atrás para ponerme de pie, mis piernas tambaleándose.

Se ve más grande que nunca, y todo el restaurante está mirándolo.

Diane se apresura acercarse a la mesa derribada para ayudar al entrenador a limpiar.

Las manos de Justin flexionadas y los puños a los costados mientras me mira con furia. Su mandíbula trabaja mientras respira, rápida y entrecortadamente, y me doy cuenta de que Riley acaba de llegar detrás de él, junto a Peter.

Hay una feroz batalla dentro de los ojos de Justin. Está luchando porque sabe que tiene que controlarse a sí mismo, pero no puede. Como si la ira estuviera más allá de él.

Trato de calmar mi pulso mientras ardo por la necesidad de calmarlo. Sé que cuando ponía mis manos en cualquier parte de su cuerpo, se relajaba bajo mi tacto. Yo sé que necesita recibir mi tacto a veces tan ferozmente como yo necesito dárselo. Excepto que nunca ha estado así, y me temo que, por primera vez en mi vida, mis caricias no serán bien recibidas por él.

La idea del único hombre que he amado sintiéndose traicionado por mí es casi paralizante.

Ni siquiera me ha hablado, y sin embargo, puedo sentir su agitación envolviéndome completamente, lo que tenga que decirme ya me duele en algún lugar hondo y profundo dentro de mi cuerpo. Lo lastimé. Lo lastimé y al instante me odie por ello. Mi tráquea se inflamó de dolor.

—Acabo de ir a ver a mi hermana — dolorosamente respiro, un hoyo de dolor y ansiedad turbulenta dentro de mí.

Extiende su brazo con su dedo índice temblando ferozmente y toca mi boca, con la que besé la mejilla asquerosa de Scorpio, y luego se inclina hacia adelante para morderme, y jadeo en una mezcla de shock y deseo por el pinchazo de sus dientes en mi piel.

—¿Fuiste a negociar con una escoria como él? ¿Sin que lo supiera? —me pregunta en voz baja y turbulenta mientras su pulgar roza inseguro sobre mis labios.

—Fui a ver a mi hermana, Justin. No me podría importar menos esa escoria.

Él toca mi pelo, y el tacto es inesperadamente suave, yo quiero morir por la forma en que contrasta con la histeria encendida en sus ojos y la forma en que el pulgar empieza a arañar desesperadamente sobre mis labios.

—Sin embargo, besaste ese maldito imbécil con la misma boca que me besas.

—Por favor, sólo cuenta hasta diez —impotente, toco su manga.

Entrecierra los ojos, luego se apresura a decir—: Unodostrescuatrocincoseissiete ochonuevediez.

Se inclina y toma parte del cuello de mi blusa en su puño, atrayéndome cerca de él, la mirada angustiada de sus ojos me corta como garras.

—¿Besaste a ese hijo de puta con la misma boca por la que mataría?

Sus ojos son salvajes mientras toca mis labios de nuevo, esta vez con la punta de dos fieros y temblorosos dedos, y de repente todo lo que puedo ver es una tormenta. Sus ojos son de color negro. Oscuros y embrujados. Y no puedo soportar que yo fuera la que pusiera esa oscuridad ahí, y siento su dolor, lo siento con todos los huesos de mi cuerpo.

ERES MÍA ¡La Obsesión Del Boxeador! (Adaptada)Where stories live. Discover now