Capítulo catorce

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Una semana después, estaba en el auto de Thomas con Ashley, conduciendo hacia el aeropuerto, para recoger a sus hermanos, Claire y Steve que venían a quedarse unos cuantos días, antes de llevarse a la rubia unas semanas a Minnesota.

Ella hablaba de lo mucho que me agradarían sus hermanos, principalmente su hermano. Yo esperaba agradarles, la verdad.

Aparqué el auto y caminamos hasta la entrada, donde Ash sacó un pequeño cartel que decía: "Steve & Claire Hansen". Lo alzó en el aire y ahí esperamos, mientras muchas persona salían.

Minutos de espera después, un par de rubios se acercaron corriendo hacia Ash, para abrazarla con fuerza. Yo me quedé a un lado mientras ellos se abrazaban y decían cosas que solo ellos entendían.

—¡Estás tan hermosa! —exclamó Claire.

—¿Voy a tener que alejar a los idiotas de ti todos estos días? —preguntó Steve, en broma... pensé.

—De hecho... —me miró.

  
¿De hecho? ¿Está diciendo que soy...?

—Él es Chad Adams —se acercó a mí y me tomó de la mano, ganándome la mirada confundida de ambos hermanos—, es mi... mi Chad.

—¿Es tu novio? —preguntó Claire asombrada. Antes de que Ash o yo pudiéramos responder, ya Claire había hablado otra vez— ¡Es tu novio! —exclamó emocionada— ¡Tenemos mucho de que hablar, pequeña! —tomó a Ash del brazo y empezaron a andar.

Me quedé mirando a Steve, quien me miraba con los ojos entrecerrados.

—Entonces... Chad.

—Es un placer, Steve —le ofrecí mi mano y, al principio dudó en tomarla, pero terminó haciéndolo, para estrechar mi mano—. Vamos por aquí —le señalé hacia el estacionamiento, que estaba cubierto de nieve, y empezamos a caminar en silencio. Al llegar al auto, ellos y Ash no pararon de hablar. Ella estaba tan emocionada por la presencia de sus hermanos mayores, que terminó contándoles cómo nos conocimos, qué fue lo primero que nos dijimos, nuestra primera cita, la distancia entre nuestros apartamentos... Todo. Bueno, todo excepto cosas muy privadas, claro.

Yo no estaba poniendo mucha atención, mi cabeza estaba en otro lugar.

Cuando aparqué el auto frente al edificio, todos se bajaron de él, tomaron sus maletas y bajaron, sin dejar de hablar con Ashley. Cerré bien el auto y entré también, alcanzándolos en el elevador. Llegamos a la puerta de su apartamento con Mel y, al entrar, encontré todo más ordenado y cero rastros de la morena. ¿Dónde podía estar? Es decir, en los últimos días Mel había estado siempre en el apartamento, era raro que no estuviera más.

Colgué mi abrigo en el perchero, junto al de los invitados y miré a la rubia.

Sus hermanos se fueron a la habitación a ordenar su equipaje y yo me acerqué a Ash en la cocina, quien preparaba 3 tazas de chocolate caliente.

—¿Y Mel? —pregunté.

—Se fue anoche a ver a su familia en California —explicó—. Volverá después de navidad.

—¿Se fue tan pronto? —pregunté sorprendido— Si faltan menos de 2 semanas para que sea 25.

—A algunas personas nos gustaría pasar tiempo con las personas que amamos y que cierta persona conozca a las personas que le dieron vida —intentó ser indirecta, pero era obvio que era para mí.

—Sabes que me gustaría ir, pero no en navidad. Tengo que estar con mi familia, esperar la llamada de...

—Sí —me interrumpió—, pero quiero que me acompañes, viajes un poco y conozcas más de donde vengo... —confesó.

Bienvenida Otra VezWhere stories live. Discover now