Capítulo veintiuno

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Me puse de pie y caminé hasta ella, con una sonrisa en mi rostro. Quería creer que estaba feliz de verla, pero de verdad ella se veía como esas personas que se la pasan de fiesta en fiesta y van por toda la ciudad completamente desaliñados, buscando alcohol y...

—¿Eres real o eres producto de la marihuana? —preguntó riendo y estirando su mano hacia mí, para tocar mi rostro— ¡Eres real! —dijo en un susurro.

—¿Fumaste?

—¿Tú fumaste? —rió— Digo, sólo un poco, nada de qué preocuparnos —sonrió—. ¿Qué haces aquí? Yo... no esperaba que vinieras. Me asustaste.

—Me pareció una buena idea venir a verte ya que pasaron las festividades y tengo libre hasta empezar a trabajar —expliqué.

—¿Trabajar?

—Sí, me contrataron en Homlt —dije, recordando que no había podido contactar con ella el día que sucedió.

—Genial... —asintió y se acercó a mí, para besarme. Sí, su boca sabía a algo más.

Y no era "algo más" sentimentalmente hablando, sino que sabía que había fumado. No era de mi conocimiento que ella lo hiciera o que lo hubiera hecho en el pasado. Al parecer sí.

Ella me empujó hasta su cama, donde ambos caímos y ella, aún sobre mí, continuó besándome sin tener intenciones de detenerse.

Nos separé y la miré a los ojos, estaban levemente rojos.

—¿Qué sucede? —preguntó.

—Hay algo mal, yo...

Ella empezó a besar mi cuello y yo trataba de detenerla, pero no podía.

—Ashley, Ashley... —me miró a los ojos— ¿Qué te sucedió? Es decir, ¿dónde has estado todos estos días? No me has llamado, no me has contestado los mensajes... ¡Ni siquiera Mel ha logrado hablar contigo!

Ella suspiró y se bajó de mi cuerpo, sentándose a un lado de la cama. Me senté junto a ella y la miré, esperando una respuesta de su parte.

—No me sucede nada, Chad. Todo aquí es... tan genial —dijo sin poder ocultar su sonrisa.

—Pero no eres la misma chica que vive un piso arriba de mi apartamento —solté—. Algo te sucede y voy a averiguarlo. Ahora, ¿qué te parece si vamos a dormir y mañana temprano desayunamos fuera y vamos a que me muestres la ciudad?

Ella me miró a los ojos y luego asintió.

Eso hicimos esa noche, solo dormir. Hacía algo de frío dentro de su habitación, pero aún así Ash dormía con ropa corta. Apagué la lámpara y me acerqué a ella para abrazarla, pero fue lo más incómodo que pude haber hecho. Mi cuerpo no lograba acomodarse al suyo, así que cuando ella estuvo profundamente dormida —cosa que sucedió en cuestión de segundos—, la solté y dormí por mi parte. Dejé mis ojos abiertos, contemplando la oscuridad de la habitación. Ahí empecé a pensar de nuevo, ¿estaba en el lugar correcto? ¿Estaba haciendo las cosas correctas? Es decir, había dejado en casa a Lorianne, después de pasar las fiestas navideñas y año nuevo con ella de una manera que no esperaba, la había dejado para ir con la que era mi novia, la chica que se haba ganado mi corazón de una manera sencilla, llevándome por sorpresa que ella estaba un tanto cambiada... Pero de eso se trataba, ¿no? Conocerla cada día mejor.

Cuando me dormí, no soñé nada. Incluso, ni siquiera descansé bien esa noche. Fue como cerrar los ojos y abrirlos dos segundos después.

La claridad entraba por la ventana, así que aclaré mi vista y logré ver a Ashley completamente dormida a mi lado. Traté de despertarla y cuando lo logré, ella me devolvió una rara sonrisa. No me quejaría.

Bienvenida Otra VezWhere stories live. Discover now