Capítulo 16

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Convencí a Byron de que me permita usar su coche a tiempo completo. Vamos, él casi nunca lo usa y ahora tengo novia. Wow, que bien se siente decir eso. Tengo novia. Byron me felicitó por las buenas nuevas, y, bendita mi suerte, no puso reparos en darme el coche. 

Pasé por Andrea y desayunamos en IHOP. Todo iba bien hasta que llegamos a la Preparatoria e intenté sostener su mano.

—¿Estás seguro? —preguntó, preocupada.

Me desanimó, pero me volví a armar de valor —No si tú no quieres —dije—. ¿No quieres?

Sé que aún está preocupada por mí, pero yo-puedo-con-esto.

—Sí quiero —dijo, después de pensarlo un segundo y finalmente me dio su mano.

No quería creer que Andrea tenía razón al pensar que habría algo de que preocuparse, pero... diablos, tenía razón.
En los corredores muchos nos miran curiosos. Sin embargo, no es ese tipo de curiosidad que agradeces, como cuando te sorprendes de que dos buenos amigos se quieran como algo más que amigos y hasta les pides que te cuenten cómo pasó todo. Aquí nos miran como si estuvieran esperando que tropecemos. Como si no nos mereciéramos esto. En menos de cincuenta metros escuché más "No puedo creerlo" de los que he escuchado jamás.
Ouch. ¿Por qué nadie puede creer que yo esté con Andrea?

Al principio creí que se debe a que todos piensan que ella es demasiado linda para mí, pero ella dice que en lo que realidad piensan es que yo soy demasiado bueno para ella. Lo cual no es cierto.

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"Ya le clavó los colmillos.

No puedo creerlo.

¡La muy perra!

No puedo creerlo.

Pobre idiota.

¡No puedo creerlo!

Eso no va a durar.

No puedo creerlo.

¿Él es ciego o sordo, quizá?

No puedo creerlo.

¿Tan poca cosa se necesita ser para acostarse con ella?

No puedo creerlo.

Ellos dos no encajan.

No-puedo-creerlo.

¿Está loco?

No puedo creerlo.

Like a virgin... Touched for the very first time.

No puedo creerlo.

Menuda pareja.

No puedo creerlo.

Ya se han de haber acostado por lo menos cien veces.

No puedo creerlo.

Ese hijo de puta con suerte."

Decido sacar de mí todo lo que escuché, y sólo recordar la envidia que sintió ese chico de primer año cuando me vio. ¿Hijo de puta con suerte? Diablos, sí.

—¿Estás bien? —me pregunta Andrea antes de que entremos a clases.

Le respondo con un beso en la mejilla y eso la tranquiliza

Quiero decirle que todo irá bien, pero temo que sepa a mentira. Esto no va a ser fácil, ahora lo sé. Pero nada en mi vida ha fácil.

—Soy muy afortunado —digo.

Ella acaricia mi mejilla como gesto de agradecimiento.

—Bien. Pero hazme saber si algo va mal, ¿de acuerdo?

—Estamos bien.

Nuestro día no mejoró. Las habladurías y malas miradas continuaron, pero nos acostumbramos.
Algo está mal en el mundo que te tienes que acostumbrar a que te hagan daño.

...

—Quiero presentarte a alguien —dice Andrea a la hora de la salida y prácticamente me arrastra hasta llegar a Aaron.

Oh, voy a conocer a su amiguito la abraza y besa frente a todos ¡Qué emoción!

Sí, eso es sarcasmo.

Aaron está acompañado de sus secuaces: Isaac y Brandon, quienes no tienen más ganas de verme que la que yo muestro al verlos a ellos. Tiene mucho que ver que me hayan acosado desde que llegué a la Prepa.
Pero Andrea está entusiasmada.

—Aaron, él es Oliver —me presenta—. Oliver, él es mi primo Aaron.

Primo.

—¿Tú primo? —le pregunto, boquiabierto.

—Sí, mi primo —sonríe Andrea, mirando con ojos de ternera al grandulón.

Oh... Claro. Ya dije que todos le temen a Aaron, y no sólo por ser un gorila. También le tememos (sí, me incluyo) por ser el hijo de la directora: La señora Di, que al parecer es tía de Andrea. Oh... Poco a poco la comprensión me abofetea.

—Un momento —digo a Aaron—. Eres hermano de Joseline —le recuerdo, como si él no lo supiera.

—¿Si? —responde él, burlándose de mi. 

Me vuelvo hacia Andrea —Eres prima de Joseline.

¿Por qué repito lo obvio? Es sólo que estoy sorprendido. Joseline es enemiga pública de Andrea y... son primas.

—Si, Joseline es mi prima. Y no es que esté muy orgullosa de decirlo —dice ella.

De pronto recuerdo por qué estamos aquí.

—Mucho gusto, Aaron —estrecho su mano, pero él toma la mía decidido a no dejarla ir sin antes fracturarla. 

—Ten mucho cuidado de no lastimarla —me advierte.

—¡Aaron! —lo amonesta Andrea, pero él no suelta mi mano.

—Ay —gimo.

—Dilo. Di que cuidarás de Andrea y que no la lastimarás.

—Voy a cuidar a Andrea y no la lastimaré —repito casi llorando por la fragilidad de mi hermosa mano.

¿Dónde está el gobierno y el ejército cuando Godzilla está atacando?

Aaron por fin me suelta. —Te tendré vigilado, Odom —me amenaza una vez más.

Andrea se muestra preocupada por mi mano, pero finjo no darle importancia al dolor con tal de parecer fuerte y valiente frente a ella... aunque por dentro sea una Magdalena. Ay, mi mano. Voy a morir.

En parte me siento agradecido con Aaron por proteger a Andrea. Me alegra saber que ella cuenta con alguien más además de mí y su tía Di.

—Oliver, él es Isaac —continua ella presentándome—, y él es Brandon. Ambos son amigos míos y de Aaron.

Estrecho la mano de ambos (con la mano buena) y nos despedimos. Y al salir es Andrea la que toma mi mano primero (la mala) Pero me hace sentir bien.

—Mamá también te quiere conocer —me advierte con una sonrisa traviesa y esta vez me arrastra hacia su casa.



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La mala reputación de Andrea Evich ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora