EPÍLOGO

73.9K 11.3K 2.1K
                                    

10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1... ¡FELIZ AÑO NUEVO!

Siete años han pasado desde la última vez que vi a Andrea Evich. Eso es demasiado tiempo, ¿no? Que rápido pasan los años. Tiempo atrás quise ignorar su petición de no buscarla, pero al darme cuenta de que ella hizo todo cuanto pudo para ocultarse de mí, con el tiempo y aunque fue difícil, la dejé ir.

Y créanme que decirlo es mucho más fácil que hacerlo.

Son las 00:01 del año 2016 y mi novia, Karin Becker, me da un enorme beso para recibir junto a ella el año nuevo. Es increíble ver lo bien que mamá y ella se llevan, a tal punto de preparar juntas la cena.

A Karin la conocí en la escuela de cocina, ahora ambos somos chef de primera categoría.

Sí, a veces pienso en Andrea. Ella está ahí cuando veo una manzana, cuando bailo (soy pésimo bailando), cuando escucho al Pato Donald o al Pato Lucas, cuando voy al supermercado y meto a mi carretilla una bolsa de Cheetos, cuando suelto una mala broma, cuando bebo Coca cola, cuando veo lentes Ray-Ban... ahí está Andrea. Pero supongo que la vida es como un libro: todos los días escribes un nuevo capítulo hasta que inevitablemente llegas al final de tu historia.

—¿Nerviosos? —nos pregunta Néstor.

—Yo sí, pero Oliver no —Karin toma mi mano y le da un apretón—. Él siempre lo tiene todo bajo control

El 7 de enero Karin y yo iremos a un casting para participar en El Chef de Oro, un concurso de cocina muy popular en la televisión. Y como bien lo dice ella, yo no estoy nervioso, porque la verdad pienso que quizá ni siquiera pase de la fase uno y no consiga entrar. Ya saben, no quiero ser negativo, pero estoy acostumbrado a no ser positivo.


---------------------

*suspira* Quedo pendiente de una escena extra y una última entrada de el diario de Andrea.


La mala reputación de Andrea Evich ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora