capitulo #1 "entrevista de trabajo".

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-¡No vendré otra vez a despertarte!- escuché a Allison al otro lado de la puerta.

"ya voy" dije mentalmente, a tientas busqué el móvil para echarle un ojo a la hora.

-¡Dios mío!- grité.

Son las 8am, en 25 minutos más debo estar en la entrevista, con mi mayor esfuerzo intenté no enredarme con las sábanas, pero fallé miserablemente, en cuanto la cara tocó el piso mi querida amiga entró a al cuarto, alcé la vista y noté que se estaba aguantando la risa, rompí en una carcajada y ella se unió, hasta que volvió la preocupación.

-¿estás bien?- me ayudó a levantarme, seguía riendo.

-no tanto, estoy un poco atrasada- caminé hacia el baño.

-cierto- me gritó desde allí- apresúrate, yo te llevo - ofreció.

-de ninguna manera - me negué - tu tienes esa comida familiar.

Me metí a la bañera, una ducha rápido sería lo mejor.

-¿y qué? Es tu primera entrevista de trabajo, además me das una excusa para pasar menos tiempo allí.

-sabes que en otras circunstancias no dejaría que te atrasaras ¿cierto?

Salí del baño envuelta en una toalla, nuevo récord, menos de cinco minutos allí adentro, solté mi cabello, estaba algo liso, lo que ahorra casi la mayor parte del tiempo que me queda.
¿han escuchado el dicho "una mujer prevenida vale por dos"? espero realmente valer por dos, había dejado mi ropa lista en caso de cualquier percance, terminé de poner mis zapatos, agarré el bolso y salí corriendo, Allison me esperaba en la puerta con una bolsa café, en cuanto me vio salimos corriendo hacia su auto, me subí rezando porque no encontráramos tráfico.

-¿nerviosa? - preguntó ella, después de un rato de viaje.

-no quiero fracasar - contesté.

Fijé la vista en mis manos, Allison tomó una y me hizo mirarla.

- no fracasaras - me miró como una madre mira a una hija.

La abracé, sentí la bocina de un auto y miré el semáforo, había dado verde, la solté y revisé el móvil, mamá aún no se comunicaba conmigo.

Raro.

- estamos aquí -comenté antes de bajar del auto.

¿por qué estaba tan nerviosa?

-¿deseas que te acompañe? - me preguntó.

"si, si, si".

-no, yo puedo sola - dije.

Sonaba convenciéndome a mi misma más que a Allison, ella río ante mi mueca.

-ve y deslumbralos a todos, igual que siempre cariño - me sonrió.

Bajé del auto y la despedí moviendo mi mano de un lado a otro, esperé a que doblara en la esquina para comenzar a caminar a la entrada, me fijé en las letras que acompañaban la puerta, "Salvatore's enterprise" , contemplé la gran fachada, mi vida realmente cambiaría trabajando en éste lugar, convencida a darlo todo ingresé en el gran edificio.

Divisé a una mujer en la recepción, me acerqué con cautela, estaba atendiendo el teléfono, sonrió al verme e hizo un gesto con la mano para que esperara a que terminara su llamada, levanté la vista hasta el reloj que se encontraba en la pared, 8:35am.

"objetivo casi logrado" pensé.

-Buenos días -me deseó la mujer.

-muy buenos días - le sonreí.

-¿en qué puedo ayudarla? - me ofreció.

-vengo a una entrevista - respondí.

-¿es usted Samanta Dunne? - dijo leyendo una nota del escritorio.

-si, soy yo - respondí.

-El señor Salvatore ya estaba preguntando por usted, quinto piso a la derecha - me entregó una credencial con mi nombre en ella. -la mejor de las suertes señorita Dunne, la necesitará.

Desvió su mirada al ordenador, supe
que era el término de la conversación.

Me dirigí al elevador y apreté el número cinco en los botones.

"La suerte es para los perdedores" me recordé, pero de alguna manera eso me puso más nerviosa.
El elevador se detuvo, ya era hora, las puertas se abrieron, dos escritorios se encontraban a los costados de cada lado de la puerta y sólo uno estaba ocupado, el otro tenía que ser mío, me acerqué al que estaba ocupado y me presenté, sin responderme pulsó el teléfono, sonrió al momento de contestar.

-señor Salvatore...si, está acá, enseguida - la escuché decir a través de la línea.

-puedes pasar - me señaló la puerta.

Sus ojos me recorrieron de arriba a bajo y su mirada se transformó de irritada a burlona.

- gracias- respondí algo avergonzada.

No frecuento usar vestidos, mucho menos tacones altos, por lo que sus acciones me hicieron sentir insegura. La chica caminó hasta la puerta para abrirla, y casi me arrastró hasta dentro de la habitación, la cual estaba iluminada por un gran vidrial, que se encontraba a espaldas del escritorio situado en medio de la sala, unos cuantos cuadros adornaban las paredes de color negro, la mayor parte de ellos estaba en la gama de colores blanco y negro.

Qué hombre!" gritó mi consciencia, ¿es el señor Salvatore? levantó la mirada del ordenador, su semblante estaba serio, me miró fijamente, no sabía como descifrar el significado de su mirada y eso me ponía nerviosa.

The practiceWhere stories live. Discover now