El móvil vibró bajo mi mano, un mensaje marcaba la barra, ignoré el sueño, tal vez podía ser Ian.
"Cuando me fuí del bar, vi a tu jefe, estaba algo pasado de copas, pero preferí no acercarme, era el que estaba cerca del restaurant al que fuimos, "green drink." Espero no preocuparte sam, era solo para avisarte.
Josh.
Diablos.
Me vestí rápidamente, y conseguí un móvil en el mismo hotel, no sabía como, pero llegaría, no soy gran fan de los autos menos de conducirlos.
Idiota, idiota, idiota, lo veo y lo mato. Tardé como media hora en avanzar unas cuantas cuadras, lo sé, una asco al volante, en mi defensa, tomé la clase por obligación.
Ingresé al local, busqué por todos lados, lo encontré en la barra discutiendo con el barman, pasé por entre la gente hasta llegar a su alcance. No notó que yo me acercaba, pues tuve que tocarle el hombro un par se veces para que me mirara, me quedó viendo confundido, seguramente no esperaba que yo llegara allí, no hicieron falta palabras, lo reproché con la mirada y arrugué la nariz en dirección a la puerta de el local, rápidamente entendió el mensaje, y como un niño regañado comenzó a caminar, lo seguí, respirando muy profundamente, es bastante grande para tener que cuidarlo.
-sube al auto.- lo mandé.
-¿cómo conseguiste un auto?
-en el hotel, ahora sube.- le indiqué.
-yo quería manejar.- dijo una vez que estuve dentro.
-lástima, has bebido demasiado.- dije enojada.
-¿qué haces aquí?- preguntó.
-vine a rescatarte,¿qué no lo ves?- dije tomando el volante.
-pondré mi vida en tus manos.- dijo mirándome fijamente.
-lo que digas.
La tercera es la vencida, me recordé, movi la llave otra vez, rezando porque esta vez si arrancara, cerré los ojos, Ian comenzó a reír.
-es un auto difícil.
-lo que tu digas.- se burló.
-suspendí el exámen de conducir tres veces.- expliqué apenada.
-no te creo.-dijo con su peculiar tono sarcastico.
-hasta con copas demás eres la persona más agradable del planeta eh.- dije golpeando el volante.
Ya era hora, agradecí, conducí lo mejor que pude, al menos llegamos.
-creo que el que te dio el exámen o estaba harto de ti o te te tuvo compasión.- dijo apenas estacioné el auto.
-pues al menos deberías agradecer que te traje hasta aquí a salvo.- dí un portaso.- quien quisiera ser tú para tener a empleados tan servisiales como yo.
-aunque no lo creas, Ivan me envidia, creo que te adora.- dijo con el entre cejo fruncido.
-que bien, quizás alguna otra persona me valore más que mi jefe actual- dije.
Gire sobre mis talones, el me agarró del brazo, y me tiró con tanta fuerza para aproximarme a su cuerpo que no me dio oportunidad de soltar su agarre.
-se te está haciendo costumbre.
-nadie podrá valorarte como yo lo hago Sam.- dijo a centímetros de mis labios.
-espero que por valorar no te refieras a hacerme volver sola al hotel de una ciudad totalmente desconocida para mi.- hice fuerza para soltarme, no funcionó.
-como puedes reprocharme eso, tu estabas divirtiéndote con alguien más.- apretó la mano que tenía en su cintura.
-porque tú estabas divirtiendote con alguien más.- me defendí.
Lo tenía demasiado cerca, y era casi doloroso no besarle, así que lo hice, por vez primera comencé yo el beso, respondió de inmediato, comenzó como una batalla, jugabamos a ganar, luego se tornó tierno, al terminar el beso nos miramos fijo a los ojos.
-te odio.- dijimos al unísono.
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The practice
Romance-¿verdad o reto?- volvió a preguntar. Jamás me había sentido tan indesisa, menos cuando se trataba de él, no cuando solo estábamos jugando. -Verdad.- me decidí sin saber si realmente era lo que quería escoger.
