capítulo #19 "¿verdad o reto?"

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-intenta hablar con Josh por favor.- le pedí a mi mejor amiga.

-tranquila, no perderan su amistad.- dijo ella.

-dile que estoy dispuesta a arreglar las cosas para cuando vuelva del viaje.- volví a pedir.

Abrazé a Allison tan fuerte como pude, me iba por una semana, no paso todo el día junto a ella, pero si vivo el día a día con ella, realmente no sé que haré una vez que se case.
Me ayudó con la maleta por las pequeñas escaleras de la entrada, se abrazó así misma intentando cubrir lo que más pudiera con su bata de levantar, era de madrugada y al parecer sería un día bastante frío.

-perderas el vuelo.- dijo mirando la hora en el reloj de su muñeca.

-no, esperan el doble del tiempo que debería ser.

-ah.- vi que su mirada se pegaba en una dirección fija.

Imité el recorrido y me encontré con el auto de Ian justo frente a la acera de mi edificio. Bajó del auto, ésta vez me pareció más guapo que antes, vestía unos jeans ajustados, con botines negros y un abrigo del mismo color, traía una bufanda plomada, casi del mismo tono que sus pantalones. Cambié la mirada a Allison, analicé su reacción, estaba bajo los encantos de Salvatore.

-Allison.- susurré.

-¿s-si?- le costó decir.

-¿debería recordarte que eres una mujer comprometida?- asintió.- y que, el chico al que estás mirando es...mío.- arrastré las palabras.

-oh claro, lo siento.- volvió al planeta tierra.

-señoritas.- ladeó una sonrisa Ian.

-Ian, ella es mi amiga Allison.- le apunté.- All, él es Ian, mi querido jefe.-Ian besó la mejilla de All en forma de saludo.

-Bien, aclararemos las cosas de inmediato Salvatore.- apuntó mi mejor amiga.

-¿a qué te refier...

-cuidaras y respetaras a mi pequeña Sam, si me entero que no fue así.- alzó una ceja amenazadora.- es muy temprano para decir cosas tan feas, así que dejaré que tu imaginación se encargue de eso.

Ian la miró fingiendo horror, All seguía en su postura de hermana mayor, nadie creeria que hace un momento estaba babosa por semejante belleza.

-Si, yo... voy a cuidarla y a respetarla.

-muy bien, ahora dense prisa o perderan el vuelo.- palmeó sus manos.

Se acercó a mi apresuradamente y me apretó en un intento de abrazo, que más bien parecía un homicidio.

-All déjame respirar.- pedí.

-mh lo siento.- me soltó.

Miró a Ian y se llevó el dedo indice y el expresivo a cada uno de sus ojos para luego dirigirlos a Ian, éste rió y levantó las manos como diciendo "estoy libre de culpas."

-extrañame mucho.- le dije cuando ingresaba al edificio.

-extrañame también.- gritó y su imagen desapareció.

-¿y tú?- me abrazó Ian por la cintura.

-¿yo qué?- le miré a los ojos.

-¿no pretendes desearme los buenos días?-preguntó haciendo pucheros.

-uhm... buenos días Ian.- besé ruidosamente su mejilla.

Rió una vez terminado mi beso, me sacó sus brazos de la cintura, y me observó en un intento de intimidarme, alzó ambas cejas y abrió cuánto más podía aquellos ojos azules plomisos para luego achicarlos en casi su totalidad, me sonrió, pero no de cualquier manera, no como siempre, era como la de un niño apunto de hacer una travesura.

-¿nos vamos ya?- interrumpí su momento.

-te odio.- me sacó la lengua.

Abrió igual que siempre la puerta del coche para mí, pero ésta vez no me dirigió ni una sola mirada. Condujo hasta el aeropuerto, hicimos los procesos correspondientes y nos sentamos a esperar que llamaran a los de nuestro vuelo.

-¿le gustó a tu madre el regalo?- pregunté con la sonrisa más adorable que pude hacer.

-si.- dijo frío y volteó hacia la dirección contraria de la mía, quería reír.

Éste juego los juegan dos, saqué mi libro de romance favorito y le ignoré durante la espera y el resto del viaje.

-¿terminaste tu querido libro ya?- preguntó abriendo una de las ventanas.

-ya casi.- llevó sus ojos al cielo.- ¿por qué?

-no me has hablado por estar leyendo ese libro.- apuntó al objeto que tenía en mis manos.

Cerré el libro y sonreí victoriosa, observé el lugar en el que estaba, había visto éste hotel en alguna película, teníamos una habitación presidencial con dos cuartos, muy conveniente, tenía muchas semejanzas con las de una casa de alguien millonario, claro, Ian debe estar más familiarizado que yo. Seguí a mi compañero por donde vi que había ido, la puerta estaba abierta por lo que entré, no me esparaba encontrarlo en ese estado, no soy tímida ni vergonzosa en éste tipo de cosas, espié unos segundos para permitirme la buena vista y entré en el cuarto, se sobresaltó cuando sintió mi contacto, pasé mis manos por su cintura para cruzarlas en el abdomen y apoyé mi frente en su espalda desnuda.

-me asustaste.- dijo él.

-lo siento.- lo apreté contra mi más fuerte.

-¿el abrazo como por qué?- dijo soltando mis manos para entrelazarlas con las de él.

-he dejado el final de mi libro por ti.- dije escondiendome en su espalda, le sentí reír.

-es un detalle bastante bonito.- volteó y me miró a los ojos.

-¿a que si?- le sonreí.

-¿estás cansada?- preguntó de pronto. Negué con la cabeza.

-¿y tú?- pregunté. Ian imitó mi gesto.

-¿podemos quedarnos hoy aquí y mañana salimos a pasear?

-por mí está bien, pero una cosa.- le advertí.- tendrás que encargarte de entretenerme.

-a la orden.- sonrió malicioso.

Me cambié de ropa para pasar un día para estar un día "en casa." escuché a Ian llamandome desde la sala, al parecer han llegado las pizzas que el mismo encargó, terminé de abrochar una de las convers negras y salí al encuentro.

-¿qué pasa?- dije amarrando mi cabello en un tomate.

-me muero de hambre.

-hay personas que realmente mueren de hambre, no juegues con eso.

-tu también lo has dicho.

-no, claro que no.- mentí.

Ian estaba sentado en el piso frente a la televisión, le imité y tomé un pedazo de la pizza.

-¿qué?- pregunté al sentirme observada.

-jamás te había visto tan hermosa.- comentó con una sonrisa ladeada.

-¿Hablas en serio?- pregunté mirando mi atuendo.

Unos jeans ajustados algo desgastados y una remera negra con un logo en medio.

-hablo en serio.

-lo has arruinado eh.- le molesté.

-¿por qué?- se preocupó.

-me he acostumbrado a usar faldas y vestidos para verme "guapa".- hice comillas con mis dedos, Ian rió.

-y te quedan fantasticos, pero me encanta aún más verte así.- mi sonrisa se extendió de lado a lado.

-¿veremos una película?- apunté el televisor.

-no.

-¿qué haremos?

-vamos a jugar.- alzó sus cejas.

-¿a qué?

-¿verdad o reto? - se hizo el misterioso.

-verdad.- dudé.

-¿qué es Josh para ti?- preguntó tan serio como en una junta de trabajo.

The practiceWhere stories live. Discover now