- Sam, es hora de levantarse.- escuché al otro lado de la puerta.
- Lo sé.- contesté.
-¿cómo amaneciste?- dijo ahora entrando a la habitación.
-no sé.- me acurruqué entre las frazadas.
- ¿no quieres ir a trabajar?- se recostó a mi lado.
-no, no quiero, pero debo.
-apaga esa cosa.- dijo cuando se activó la alarma.
-no aguantas nada.- reí.
-¿es la canción más ruidosa en tu reproductor?
-bueno... ya sabes que me cuesta despertar.
-si, ya lo sé.
- queda tan poco para la boda.- comentó después de un rato.
-no me lo recuerdes, me pones nerviosa.- respondí.
- la nerviosa debería ser yo.- me sonrió.
-pero es que vas a dejarme sola en el apartamento, ¿quién va a cocinarme?- dramaticé mis últimas palabras.
-¿es eso todo lo que te preocupa?- dijo agudizando la voz.
-claro que no, lista.- la abracé.- voy a extrañarte mucho cuando ya no estés aquí.
-y yo a ti Sam, pero ¿quién sabe? quizás Ian te haga una oferta tentadora cuando estés sola.
-¿qué se te está ocurriendo?
-podrían vivir juntos.- sonrió juguetona.
-de ninguna manera Allison.
-¿por qué no?
-no lo sé, después de todo sólo llevamos tres meses.- alcé una ceja.
-no ocupes mis palabras contra mi.- me golpeó en el estomago.
-¡Hablando de Ian!- busqué mi teléfono con desesperación.
-cierto, ¿algún mensaje?- interrogó.
-ninguna señal de vida.- dije revisando el movil.
-que extraño, deberías darte prisa para saber que ocurre.
Renuncié al calor que me proporcionaba la cama, perezosa fui en busca de una ducha reconfortante, ¿le habrá pasado algo malo?
-buen día Jane.- pasé a saludar a mi querida amiga.
-si para ti son buenos.- resopló.
-¿ocurrió algo?
- el señor Salvatore ha estado de un humor terrible, le ha gritado a cada empleado.
-¿en serio?¿por qué?
-creí que era debido a ti.
-¿debido a mi?- reí. -yo no he hecho nada.
-si no lo sabes tú, menos lo sabemos nosotros.
-te aviso como me va.
-si, muero de ganas de saber.- se apoyó sobre su mano.
-chismosa, eres una chismosa.- me sacó la lengua.
-Sam, atenta a la línea cinco.
-si Jane.
Le sonreí a Jane que me miraba desde la recepción, me había invadido una sensación de desespero e inquietud, necesitaba llegar hasta la oficina, pero al mismo tiempo no quería, algo malo estaba pasando, algo muy malo.
Las puertas del elevador de abrieron y lo primero que vi fue a una Clary llena de vida. Se encontró con mi mirada y sonrió perversa.
YOU ARE READING
The practice
Romance-¿verdad o reto?- volvió a preguntar. Jamás me había sentido tan indesisa, menos cuando se trataba de él, no cuando solo estábamos jugando. -Verdad.- me decidí sin saber si realmente era lo que quería escoger.