capítulo #22 "entre lo bueno y lo malo."

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-Clary, ¿podrías ir por las copias que pedí?

-no.- contestó instantáneamente.

 -pero las necesito, ahora.- dije contentiendo las ganas de gritarle.

-¿te lástimaste las piernas o qué?- dijo mientras mordia la tapa de un lápiz.

- o qué.- la provoqué.

-si tanto quieres las copias, ve por ellas.- soltó el lápiz con fuerza sobre la mesa y comenzó a hacer quizás qué en el ordenador.

-¿para qué ir yo si puedes ir tú?- me burlé.

Me dirigió su mirada, pude notar su colera contra mi, se puso de pie lentamente, como un animal lo haría cuando acecha a su presa, no la dejé intimidarme, aunque a decir verdad, si me incómodaba un poco, la vi cambiar de dirección, ¡Já! le había ganado.

-¿que hacen señoritas?- dijo la melodiosa voz.

-estaba por ir a buscar las copias que Sam me acaba de pedir.- le sonrió coqueta.

-pues adelante.- dijo él, y enrolló su brazo en mi cintura.

Hice caso omiso a tal gesto, seguí con la mirada a Clary, ¿cómo podía ser tan hipócrita?

-¿cómo lo haces?- susurré.

-si no hubieras llegado tú, tendría que haber ido yo por las copias.- aún no me lo creía.

-yo creo que mal interpretaste las cosas.- me apretó más contra él.

-no, claro que no.

-si, claro que si, jamás me ha fallado con lo que le pido.

-pero a mi me odia.

-no seas ridícula Sam, no te odia.- se burló.

Puse mi mano sobre la de él y le obligué a soltarme, quiso acariciar mi mejilla, pero no le dejé, lo miré enfadada y me marché, ¿ridícula?¿cómo se atreve? y encima por defenderla, cerré la puerta con fuerza cuando vi que venía detrás de mí.

-¿y mi beso de buenos días?- preguntó al otro lado de la puerta.

-ve a dárselo a la linda secretaria.-grité sin pensarlo y escuché una leve carcajada.

-Tengo trabajo ahora, en un rato ajusto cuentas contigo.- advirtió.

Llevé los ojos al cielo, aún sabiendo que el no estaba mirándome, me senté en la silla frente al escritorio y comenzé a organizar todo el papeleo para comenzar con la edición de ésta semana, rocé el marco de fotos con uno de los encuadernados, alcancé a sostenerlos antes de que llegara al borde y cayera al piso, la sostuve entre mis manos y no pude evitar sonreír.

Ian me había llevado a conocer la torre Eiffel por petición mía, pues el no quería ir, cuando estuvimos allí me había dicho que merecía un abrazo y se lo dí, lo convencí para una foto, el solo accedió si me abrazaba todo el tiempo, así que nos hicimos un selfie con una de las siete maravillas del mundo, yo sonreía a la cámara, mientras Ian besaba mi mejilla, era la foto más hermosa que me había sacado jamás. Recordé con melancolía cosas vividas en París, por alguna razón se había convertido en mi ciudad favorita,y guardaba ganas de regresar, Ian me dijo que en cuatro meses más tendría que volver, apenas había pasado una semana. Dejé la foto junto a la que All me había regalado el primer día de trabajo.

-tus copias- las tiró sobre mi escritorio.

-no me gusta que entres a mi oficina sin tocar primero.- respondí sin quitar la vista de la línea que estaba leyendo.

The practiceWhere stories live. Discover now