Capítulo #44 "nuevo cuarto."

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-¡Allison!- Ian me dejó en el piso con delicadeza, llegando hasta All para con suma delicadeza abrazar.

-¿cómo estás?- vi lágrimas en sus ojos.

-No tan bien como tú.- La expresión de ella cayó al instante.

-Si supieras.

-Pues deberías contarme.- sugirió sonriente.

-Será mejor que te cuente Sam, yo necesito dormir, el viaje fue agotador.- escondió sus labios en una cara triste.

-Al fondo, puerta derecha.- me entrometí yo.

-¡Buenas noches!- rió al mirar por la ventana.

-Duerme bien.- le pedí.

- no aplastes a la criatura.- Ian palmeó su vientre.

Me invadió la sensación más extraña que había experimentado alguna vez. Por un segundo me imaginé a mi misma, con una gran cosa en la barriga y a Ian junto a mí, mirándome con la ternura que ahora tenía en sus ojos.

Allison se encerró en lo que era ahora su nueva habitación, tuve la pequeña sospecha de que más que sueño era incomodidad ante tal efusividad, ella estaba feliz, claro que sí, pero no se permitía disfrutar de la felicidad que correspondía a la situación, ¡Ella iba a tener un bebé!¡Un bebé con Peter! porque claramente secaría el planeta de agua si fuera necesario para convencer a Allison que estaba mal, Pet tenía el mismo derecho que ella por sobre su hijo.

Me senté junto a Ian y le comenté lo poco que había logrado sacarle a Allison, acordamos hacer un plan contra la voluntad de mi amiga, para reunirla con su esposo.

-Estoy tan contento.- suspiró.

-Pude notarlo.- le sonreí.

-Es que, ¿te imaginas una niña?- abrió sus ojos, dándome vista privilegiada del brillo que los inundaba.

-Saldría preciosa.- le comenté.-¿qué tal un niño?

-Sería igual de maravilloso, quizás una pareja.

-¿de qué hablas? apenas y va por el primero.- reí.

-No hablo de All, hablo de mí.- me miró penetrante a los ojos.

-¿con que quieres una parejita?

-No, quiero cientos.- moduló con la manó.

- Pobre de la que te los dé.- exageré y me paré riendo.

-no te compadezcas de ti misma cielo.- me detuvo en seco y tiró de mi brazo hasta sentarme sobre él.

- No te daré cientos.- aclaré.

-¿me darás miles?- comenzó a hacerme cosquillas.

-Estás loco.- sentencié.

-En parte es tu culpa.

- Siempre es mi culpa.- le reñí.

-Claro que si.- me robó un corto beso.

-Dime, ¿por qué Paula estaba tan pegada a ti hoy?- dije cuando intentó besarme.

-Ella no estaba pegada.- alzó una ceja arrogante.

-Claro que sí, la muy babosa.- lo miré mal y el rió.

-Descubrí que hay algo que amo más que verte dormir.- me abrazó muy fuerte.

-¿amas verme dormir?- intenté no sonreír. A lo que el simplemente contestó con un "ajá".- ¿y qué es eso que amas más?

Adoraba, no, error, AMABA cuando se ponía meloso y tierno.

-Que te pongas celosa.- sonrió extensamente.

Tenía que arruinarlo, ¿qué esperaba?, es Ian.

-El sillón está cómodo, ¿no crees?- hice como que lo tocaba.

-Si, tuviste una gran elección.- lo miró.

-Que bueno que lo creas, porque esté será tu nuevo cuarto.- le sonreí traviesa.

-No puedes hacer eso.

-¿por qué no?

-¿sabes qué? dormiré mejor aquí, el cuarto ideal, tienes razón, sin tus ronquidos, ni patadas nocturnas.

"yo no ronco" me quejé internamente.

-Perfecto entonces.

-que quede claro, que tu extrañaras a este cuerpecito.

-Yo creo que será al revés.

Sin darle tiempo a responder me marché de ahí, busqué un par de frazadas y almohadas y se las alcancé. "tú extrañarás a este cuerpecito" ¿quien rayos se creía?¿una celebridad?

Era media noche, y yo seguía sin poder dormir, realmente creí que a estas alturas Ian ya estaría aquí, pero tenía su orgullo el muy mugroso. Tres cuartos de hora después seguía en las mismas condiciones. Me levanté para poner la oreja en la puerta, la televisión estaba apagada y no había indicios de alguien despierto.

Abrí la puerta tan cuidadosamente, como si de un robo se tratara, Ian permanecía explayado sobre el sofá, boca arriba y casi completamente destapado, una mano le colgaba por sobre el sofá casi tocando la mesa de centro.

-Ian.- susurré moviéndolo.

-¿mh?- se quejó.

-Ian, vuelve a la cama.- le pedí.

Entonces despertó.

-No.

-por favor.

-te dije que me extrañarías.

-Te extraño, ven a la cama.

-No, ya dijiste que este era mi cuarto.- casi rió.

Giró su cabeza dando por terminada la conversación, volvió a cerrar los ojos para intentar dormir.

Con la delicadeza que fui capaz me recosté sobre él, me envolvió con un brazo para evitar una posible caída.

-¿qué haces?- preguntó sonriendo.

-me infiltro en tu cuarto, ¿qué no ves?- dije obvia.

- Eres tan tierna.- rió y me acarició el cabello.

-ya cállate, que quiero dormir.

Me abracé a él tanto como pude, sin duda, era el mejor colchón de la vida.

The practiceWhere stories live. Discover now