08 | high hopes

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El hombre es hijo de su pasado mas no su esclavo, y es padre de su porvenir.

El simple hecho de que sea él la primera persona que logré hallar es algo sumamente ¿cómo decirlo sin que suene demasiado desagradable? Al diablo, a quién le importa; el hecho de que Gabriel sea la primera persona entre todo el grupo a la que logré hallar es lo peor que me podría haber ocurrido, pues es, simplemente, alguien a quién cuidar mientras me esmero en hallar a los demás. Sin embargo, a pesar de ello, no planeo cometer el mismo error y, aunque sea complicado y de seguro me saque de quicio, continuaré mi camino junto a Gabriel.

El moreno me observa con los ojos bien abiertos aferrándose a la tierra bajo su cuerpo. Presiono los labios y esquivo los cuerpos de los caminantes hasta posicionarme frente a él y extenderle mi mano para ayudarle a levantarse.

—¿Estás bien? —inquiero intentando no sonar demasiado impotente. Él asiente mientras me agradece y se limpia la tierra de su traje negro—. ¿Qué fue lo que ocurrió?

Vacila un momento, sin embargo tras bajar la mirada un instante sacude la cabeza con confusión.

—Estaba en mi oficina y comenzaron a oírse voces desconocidas —frunce un poco el ceño y vuelve a negar—, cuando iba a salir para ver que ocurría comenzaron a oírse disparos y el lugar comenzó a incendiarse; logre oír por un agujero en el suelo de mi oficina.

Cobarde.

Desvío la mirada de su asustado rostro y me alejo un par de metros comenzando a retirar las flechas de los cráneos de los caminantes.

—Pude ver a Rick y Carl escapar, pero a nadie más.

Paso saliva y lo observo de reojo mientras acomodo las flechas en su lugar.

—Eso no significa que no hallan escapado —le digo y él me observa bastante angustiado, sin embargo asiente.

—Hay que tener fe —argumenta y yo simplemente me limito a asentir para no soltarle alguna grosería.

—Vamos —le llamo—, hay que hallar al grupo.

El Padre asiente y torpemente me sigue el paso.

Mantengo la ballesta preparada por si es que la situación lo amerita e intento no desesperarme cada vez que me giro y me encuentro con Gabriel observando el entorno con claro temor.

—Antes oí que ya conocías a _____ —comenta tras adelantarse hasta llegar a mi lado. Le observo un instante y asiento, apretando la ballesta con fuerza—. Yo le conocí hace unos nueve meses; me salvó de unos caminantes.

Que novedad.

Frunzo un poco el ceño y emito un leve sonido indicándole que lo escucho, sin embargo él se mantiene en silencio durante varios minutos y, cuando finalmente veo que hace el amago de hablar le siseo con rapidez y me detengo de golpe obligándolo a repetir mi acción.

Elevo la ballesta y analizo nuestro entro con precaución; fijándome en cada detalle normal del lugar hasta que nuevamente vuelvo a percibir el resonar de unas ramas al romperse. Aprieto la mandíbula y doy un paso hacia en frente con sigilo.

—¿Será alguien del grupo? —siseo nuevamente con rapidez a Gabriel tras sus palabras y comienzo a caminar, siguiendo aquel sonido.

El sol comienza a esconderse a medida que caminamos, por lo que las sombras poco a poco comienzan a unirse entre sí dejando en un final, cuando por fin el resonar de las hojas secas al ser pisadas se detiene, una abrumadora oscuridad.

Me mantengo detrás de un árbol no muy grande y le indico a Gabriel que haga silencio mientras me inclino para poder observar, a través de la oscuridad, como esta de un momento a otro comienza —casi mínimamente, pero aún así de manera visible— a extinguirse a causa de una fogata.

—Ten —elevo las cejas al oír aquella palabra y se me es inevitable no sentirme sumamente más relajado al darme cuenta de que es Beth quien habla.

No espero nada más, solo me abro paso entre los matorrales hasta poder ver con claridad como Beth, al oír el resonar de mis pisadas, eleva el rostro con rapidez y retira su cuchillo de su funta, sin embargo, al lograr ver que se trata de mí le vuelve a guardar y con vivacidad y entusiasmo se aproxima hasta mí, abrazándome con fuerza. Y aunque no sea de expresar el cariño le devuelvo el gesto, porque yo también me alegro muchísimo de verla.

—Me alegra verlos —dice, y cuando abro los ojos nuevamente y me separo de ella no tengo tiempo de reaccionar antes de que vuelvan a lanzarse sobre mí, solo que esta vez, sorprendiéndome aún más, es _____ quien lo hace.

—Gracias a Dios —su voz se oye sumamente complacida al pronunciar aquellas palabras y, cuando se.separa y le logro ver el rostro noto como sus ojos brillan conforme se mueven sobre mi rostro—. Creíamos que no volveríamos a verte ¿dónde te habías metido?

Su actuar me sorprende bastante, pues me hace creer que realmente le importa mi bienestar lo que es bastante extraño, aún más porque apenas nos conocemos. No obstante la sonrisa en sus labios y el como observa su entorno con tranquilidad me enseña su sentir con facilidad.

—Uno de los tipos dijo que te tenían secuestrado. 

Se vuelve hacia mi y no se me dificulta el percibir aquella débil chispa de preocupación con la que comienza todo.

 —Nadie le creyó, pero siempre está la posibilidad.  

Camino junto a ella hasta la pequeña fogata que me permitió hallarlas con mayor facilidad y, tras apretarle el hombro me siento sobre la tierra, observando como los tres repiten mi acción. 

 —Íbamos hacia la carretera cuando comenzó a anochecer —Beth me informa—, creo que es el punto de encuentro permanente del grupo. 

Asiento dándole la razón y acepto la lata de comida que _____ me ofrece. Asiento en forma de agradecimiento y vuelvo mi atención a Beth, quien repite la acción de la castaña pero con el Padre, quien agradeciéndole con una sonrisa se dedica a consumir el alimento. Imito la acción del moreno y, observando de vez en cuando a la castaña, intento calmar la necesidad de averiguar aquello sucedido con su hermana; aquello que le hizo evolucionar. Después de todo, por lo visto, en el futuro habrán bastantes ocasiones en que hacerlo.

Eso espero.



Fantasma del ayer » Daryl Dixon y Tú [Terminada]Where stories live. Discover now