17 | proposition

2.6K 239 11
                                    

Para nuestra mala suerte, mientras dormíamos esa misma noche la lluvia comenzó a caer con intensidad, por lo que nos vimos obligados a permanecer el resto de la noche y buena parte de la mañana refugiándonos dentro de los vehículos; ciertamente en su mayor parte por los caminantes que comenzaron a transitar a nuestro alrededor, según creo, alarmados por el fuerte resonar de las gotas al golpear el techo de los automóviles, y, no fue sino hasta el mediodía en que pudimos salir de ellos, aunque ciertamente el petricor que normalmente se aprecia en la autopista tras las lluvias se hallaba bastante camuflado entre el aroma a putrefacción que los caminantes dejaron al pasar.

—Ya estaba bueno; tenía el trasero plano allí dentro —me quejé, y era cierto, el agudo hormigueo por estar sentado por tanto tiempo ya me estaba hartando.

—Solo acabemos de mover los últimos vehículos y podremos partir.

No fue necesario que nadie dijera nada al respecto para que la confianza ante Rick se viera reflejada en cuanto todos comenzamos a movernos para poder mover los últimos automóviles.

Sacudí la cabeza intentando acomodarme el cabello y cuando lo logré me concentré en el frente, donde me topé con la no muy grande figura de _____, que de espaldas a mí camina frotándose los brazos sobre el abrigo color gris que lleva hace un par de días para conservar mejor el calor. Presiono los labios en una vaga sonrisa y me obligo a centrarme en la carretera, aunque tras unos cuantos segundos dejo de hacerlo notar como la castaña detiene su paso y se gira, posando su mirada en mí.

—¿Vamos a por la camioneta blanca? —cuestiona señalándome con la mirada el vehículo y yo sacudí la cabeza, asintiendo.

Sinceramente, a pesar de que me siento sumamente a gusto al charlar con _____; en los momentos en que no nos decimos siquiera una palabra me siento mucho mejor, pues el simple hecho de saber que ella es capaz de comprenderme sin que le diga una palabra me hace sentir bien. Tal como y la noche anterior, pues luego de que la lluvia comenzara a  caer ambos nos refugiamos dentro de un pequeño automóvil en el que sin necesidad de decir ninguna palabra el aire se mantuvo calmo y sin la más mínima pizca de incomodidad, a diferencia de experiencias anteriores.

Al llegar junto a la camioneta forcejeo un instante con la puerta hasta que la logro abrir y, para mi suerte, tras juguetear con unos cuantos cables logré que el mismo encendiera

—Creo que sobro aquí —le oigo decir y, cuando me acabo de acomodar sobre el asiento de piloto la observo—, ayer tardamos media hora con Beth y siquiera logramos que encendiera; acabamos empujándolo —suelta una risita para luego encogerse de hombros.

—Me hubieras pedido ayuda.

—No estabas; habías ido a cazar con Carol ¿recuerdas? —asentí. La castaña inhaló con vivacidad y rodeó el vehículo para montarse sobre el asiento del copiloto—. ¿Dónde iremos? Oí que Carolina Del Norte tiene una excelente gestión hotelera —sacudí la cabeza reprimiendo una sonrisa y pisé el acelerador, sin embargo el vehículo no avanzó más de dos metros antes de que el motor se apagara. Maldije en voz baja y giré la llave con la esperanza de que el vehículo encendiera nuevamente y, como era de esperarse, no lo hizo—. Oh, creo que tendremos que pasar la navidad en la casa de mis padres otra vez, cariño —Farfulló. La observé, encontrándome con la gracia resplandeciendo en sus ojos.

Tras un par de segundos en que permanecí perdido en el gris brillante de sus iris acabé esbozando una inevitable sonrisa y cuando menos me percaté de ello cogía su mano entre la mía.

—Mejor intento arreglar el auto —le digo y ella se ríe. Me bajó sin prisa del vehículo y apoyándome en la puerta me inclino en su dirección—. Encárgate de esto y yo empujo ¿vale?

—Bien —responde al compás que se encarama para sentarse en el asiento del conductor—, dime cuando estés listo.

Asentí y tras cerrar la puerta rodeé el vehículo.

—Ahora.

***

Algunas horas más tarde la carretera ya estaba despejada y según Glenn, la autocaravana ya estaba lista para que partiéramos, por lo que nos dispusimos a cargar todos los recipientes de gasolina y provisiones que encontramos dentro del vehículo para después montarnos sobre el mismo y comenzar un viaje que estoy seguro ninguno de nosotros sabe cuando acabará ni tampoco adónde nos dirigimos exactamente.

Tras algunas horas, cuando el trasero comenzó a hormiguearme molestamente me levanté del suelo aún con la flecha que estaba afilando en la mano y me acomodé en la dura cama del vehículo junto a _____, quién me observó un instante esbozando una sonrisa para después regresar su atención a la guitarra sobre su regazo. Sus dedos rasgaron las cuerdas de nailon e hizo una mueca para después llevar su mano derecha a las clavijas y girar una de ellas, y, la próxima vez que rasgó las cuerdas sonrío antes de acomodar sus dedos sobre los trastes del brazo de la guitarra y comenzar a tocar las cuerdas. El sonido que comenzó a emanar de la guitarra era suave y tranquilo, sin embargo no tardó en llamar la atención de los presentes, a quienes al juzgar por las expresiones en su rostro un poco de música no les vino mal.

Apreté los labios y llevé mi atención nuevamente a la flecha, la que continué afilando con el cuchillo, aunque aún así centré gran parte de mi atención en cada nota que la castaña tocaba, admirando, cada vez que la observaba, la pasión con que lo hacía. Preguntándome al verla sonreír conforme la voz de Beth comenzó a acompañar la melodía, por más imbécil que parezca, si podría verse realmente más hermosa.

Joder, esto es extraño. Jamás creí poder hacerme una pregunta así.

***

Los días transcurrieron con lentitud. Hubieron algunos en que solo nos recostábamos y dormíamos mientras alguien conducía y luego cambiábamos, y continuábamos con la rutina sin siquiera pronosticar caminos ni un lugar en concreto al que llegar, por lo que cuando casi una semana después Rick detuvo el vehículo y bajó de él sin darse el tiempo de despertar a nadie —yo lo hice tiempo después, aunque no supe cuánto, pero aún así lo seguí—, me tomó por sorpresa el notar que nos hallábamos en un nuevo pueblo, sin embargo me sorprendió muchísimo más el encontrarlo junto a un hombre de tez morena que le esbozaba una sonrisa.

Al notar mi presencia Rick se giró un instante y asintió con calma dándome a entender que todo estaba en orden, sin embargo cuando se giró hacia el hombre con las manos en las caderas y sacudió la cabeza su voz se escucho firme y sin una pizca de sutileza.

—¿Por qué? —le preguntó y el moreno sacudió con suavidad la cabeza.

—Porque toda vida es valiosa Rick, y porque sé que eres un hombre bueno y asimismo tu grupo también lo debe ser.

Fruncí el ceño con desconcierto e hice el amago de preguntarle a Rick que era lo que ocurría, pero antes de hacerlo Rick volvió su vista a mí con la mirada tranquila. No comprendía en lo más mínimo que era lo que pasaba, pero confiaba en él, por lo que me ahorré la pregunta y continué concentrado en la conversación entre ambos.

—Tengo que consultarlo con ellos también.

—Espero que acepten Rick; El Reino es un lugar seguro e increíble. 

Fantasma del ayer » Daryl Dixon y Tú [Terminada]Where stories live. Discover now