Fantasma del ayer » Daryl Dixon y Tú [Terminada]

21 | run away

—¿Por qué?

—Porque es peligroso.

—Es una estupidez Ezekiel.

Desvío la mirada, esforzándome por no decir nada al respecto tras las palabras de  _____; tiene razón, la tiene en su totalidad, sin embargo soy pésimo en este tipo de situaciones y, tras todo lo que hemos logrado avanzar no quisiera estropearlo.

Ezekiel, reincorporándose en su asiento se lleva una mano a la barbilla y luego la aleja, resignado.

—No _____; atacar a un grupo que nos sobrepasa enormemente en número y que además cuenta con un armamento espectacular sería  una estupidez.

—Bueno, pues no podemos sentarnos a esperar que un día las provisiones no sean suficientes o que simplemente algo le parezca mal a ese..., imbécil, y que nos mate a todos.

—Ha sido así durante más de un año.

—¿Y aún no haces nada al respecto? —suelto con impotencia.

Sinceramente se me es difícil creerlo y realmente creo que esto no puede continuar así; es por eso que hemos decidido hacer algo al respecto; hablar de ello con Ezekiel e intentar convencerlo de cambiar las cosas. No obstante, él se rehúsa rotundamente a siquiera intentarlo.

—No es necesario; lo tengo todo controlado; trabajamos duro y las cosas siguen en orden.

—No podemos vivir así Ezekiel, por favor.

El moreno eleva las cejas y se levanta de su asiento, para comenzar a avanzar en nuestra dirección. Abre la boca para hablar pero vacila, y, tras desviar la mirada se centra en _____.

—No quiero ver a toda mi gente muerta, por eso no he hecho nada al respecto —dirige su mirada a mí y por un segundo creo que ahí se detendrá, sin embargo vuelve a hablar—; prefiero conservarles intactos de esta manera a que simplemente perderlos en una guerra que ya sabemos quién ganará.

***

Sus manos tiemblan levemente bajo las mías y su mirada se mantiene fija en mí, ligera pero llena de emoción.

—No quiero estar aquí Daryl, realmente no quiero hacerlo —sus palabras se balancean en el aire hasta que finalmente todo queda en silencio, y aunque me esfuerce enormemente no sé como reaccionar exactamente.

Finalmente, tras algunos segundos —o minutos— en que simplemente me mantuve acariciando sus manos, volví mi mirada de sus manos a su rostro y sacudí la cabeza antes de comenzar a hablar:

—Lo sé, pero al fin y al cabo Ezekiel lo tiene controlado. Tendremos que confiar en que todo estará bien.

—No, no puedo —suelta y puedo ver como un intenso brillo de decepción atraviesa sus ojos—, no quiero ser parte de algo así; no pienso serlo.

—¿Qué quieres decir? —las palabras me abandonan antes de que me dé cuenta y el problema no es ese, sino el que no quiero saber la respuesta, pues ya comienzo a hacerme una idea que sinceramente no me agrada en absoluto.

_____ baja su mirada y se encoge de hombros, evadiendo mi mirada e inmediatamente un amargor me atraviesa la garganta. Sacudo la cabeza. —No.

—No me lo hagas difícil Daryl, por favor.

—Claro que lo haré _____, no pienso permitir que hagas eso.

—No podrás impedírmelo.

Frunzo el ceño con impotencia y me alejo de ella, frustrado. Me levanto de la cama y me llevo las manos a las sienes, cabreado.

—Mhm, disculpen chicos, siento interrumpir —la suave voz de Beth, inunda la habitación y, cuando me giro para a averiguar que quiere noto como su rostro se halla raramente neutro; completamente inexpresivo—, ¿puedo hablar contigo _____? Por favor, es importante.

Esta vez dirijo mi mirada a la castaña, exigiéndole con la mirada que no se vaya; que no me deje aquí angustiado debido a lo que planea hacer, sin embargo ella ignora olímpicamente mi mirada y, acomodándose la chaqueta sobre los hombros abandona la habitación junto a Beth.

Suelto un gruñido e intento tranquilizarme, aunque finalmente acabo dándole un golpe en seco a la pared, intentando descargar mi frustración.

***

Algunas horas más tarde me encamino a través de la oscuridad de la comunidad en busca de la castaña, deseando encontrarla de una vez por todas, sin embargo no lo logro, provocando que el amargor en mi pecho por el mal presentimiento aumente aún más.

No podía creerlo, el que _____ quisiera hacer algo así..., supongo que simplemente quiero convencerme de que solo planeaba hacerlo, y que no lo haría así nada más; dejando todo atrás. No obstante, luego de su huida de la habitación junto a Beth no la he visto en ningún momento, lo que realmente me pone nervioso.

Me llevo las manos al rostro, frustrado, deseando que ella aparezca y que me diga que se lo ha pensado mejor y no hará lo que planeaba, pero, por más que lo deseé lo único que sucede, tras varios minutos de pie en la oscuridad, es el que Beth, posando su mano sobre mi hombro comienza a hablarme, aunque no soy capaz de comprender que es lo que dice o, quizás, simplemente no quiero hacerlo, sino hasta que sus manos cogen mi rostro con firmeza y me obliga a observarla.

—Daryl, ella se ha ido.

Sus palabras me golpean con tanta fuerza que inmediatamente me deslizo de su agarre, alejándome varios metros. Siento la sangre bombear en mis tímpanos y el ardor en mi pecho. Presiono los puños.

—Te busqué toda la tarde para decírtelo pero no te hallé, ella me dijo que... —vacila, y, desviando la mirada sacude la cabeza.

—¿Qué?¿Qué fue lo que te dijo Beth?

—Que buscaría un lugar seguro, que había tenido algunos problemas con Ezekiel, pero que volvería.

—Mierda —mascullo e inmediatamente los ojos de Beth se posan en mí, con interés.

—¿Qué fue lo que ocurrió Daryl? Ella no quiso decirme; solo mencionó que necesitaba alejarse y...

—¿Mencionó un lugar —le corto—, algún sitio o punto de referencia? Necesito hallarla.

—Mhm, no, nada en específico, pero estoy preocupada; intenté convencerla y creí que había logrado persuadirla pero de un momento a otro le perdí de vista y cuando le pregunté a uno de los vigilantes me dijo que ella quería ir a dar una vuelta, asique esperé, con la esperanza de que haya ido a darla para pensar, pero como era de esperarse; no fue con esa intención y ella simplemente..., se fue.

Inhalo profundamente, y me concentro en su mirada; en como en ella brilla la preocupación. Me acomodo la ballesta en los hombros y sacudo la cabeza, totalmente dispuesto.

—Necesito que me acompañes; iremos a por ella.

—Pero siquiera sabemos adonde fue, ¿cómo planeas hallarla?

—Sé perfectamente donde fue, solo necesito hallar ese lugar y rápido.

El próximo será mejor y más largo, lo prometo; es solo que estos días había tenido cero ideas):