10 | hero

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A pesar de no poder observarla directamente y verme obligado a mantener la mirada fija en el grupo de hombres frente a nosotros manteniendo la ballesta en alto y lista para disparar, no se me dificultó notar la reacción de la castaña; con tan solo oír la manera en que su respiración se agitó inmediatamente y como su única reacción fue acercarse a mí supe cuanto pudor le invadió.

—Eh, tranquila cariño, estás viva después de todo —exclamo el mismo hombre que había irrumpido desde la oscuridad del bosque llamando nuestra atención—, aunque solo tú, pero eso ya es pasado ¿no?

Frunzo el ceño y las ganas de disparar me invaden con toda sus fuerzas, pero no lo hago, pues no es difícil imaginar en que acabaría todo si simplemente disparara. Cuatro hombres armados contra cuatro —aunque se podría decir que dos, pues Gabriel y Beth, quienes ya despertaron, no serían de mucha ayuda en una lucha como esta— de los que soy el único que carga con un arma que no sea de cuerpo a cuerpo. No, aquello no acabaría de la mejor manera.

Llamo a la castaña por su nombre y puedo notar como ella me observa un instante para luego volver su mirada al grupo de hombres y comenzar a avanzar, lo que rápidamente interrumpo, cogiéndole del brazo, procurando mantener la ballesta lista para utilizar, mientras intento comprender qué es lo que ocurre, quiénes son esos hombres —aunque ya comienzo a hacerme una idea— y como podríamos escapar vivos de ésta.

—¿Por qué tan callada muñeca?¿No te agrada vernos?

Aprieto los dientes con fuerza y me permito posicionarme frente a _____, quien ante mi actuar solo es capaz de reaccionar soltando todo el aire que de seguro contenía en sus pulmones conforme posa una de sus manos sobre mis espalda.

—Ah, ya veo ¡increíble! Jamás creí ver algo así ¿alguien lo creyó? —inquiere a su grupo con una sonrisa, y, cuando todos estos niegan vuelve su mirada a nosotros—. Nadie lo creyó, y bueno, es que después de lo de la niñata era difícil creer que incluso quisieras seguir viviendo —suelta una carcajada y alza sus manos unos centímetros— ¡pero aquí estás!¡la estúpida que tanto suplicó porque paráramos y las dejáramos ir aquí está!¡mataste a Zac y huiste!¡Asombroso! Pero —borra la sonrisa de su rostro y alza el arma hacia nuestra dirección, solo que para mi sorpresa no me apunta a mí ni a ella, sino a Beth, quien se encuentra a un lado de _____, cogiéndole de la mano—, ya sabes, hay un manera de pagar por tu error, y como eres tan terca y además me gustan las rubias tienes una forma fácil de pagar por ello.

Puedo sentir el agarre de la castaña deshacerse para luego lograr ver, a través del rabillo del ojo, como se posiciona frente a Beth.

—Ni en tus sueños —le dice, y aunque creo que ahí se detendrá, da un par de pasos hacia en frente, con el mentón en alto mientras guarda su cuchillo en su lugar—. Puedes hacerme lo que quieras, después de todo eso es lo que querías desde un principio, pero no permitiré que vuelvas a ponerle un dedo encima a nadie.

El castaño, quien visiblemente es el líder de aquel grupo se echa a reír con entusiasmo y exageración conforme señala a _____ con su arma.

—¡Que graciosa eres! —exclama— ¡siempre lo has sido! Recuerdo —coge aire e intenta controlar la risa—, aquél día con la cría; "¡No le harás nada!¡No lo permitiré!" —imita una voz femenina para luego volver a reír junto a sus compañeros—, ¿y recuerdas que hice? ¡Le metí la verga frente a tus propios ojos! "¡No le harás nada!¡No lo permitiré!", es una escena bastante similar a esta y, ¿recuerdas como acabó?¿recuerdas cuánto suplicaste que nos detuviéramos? porque no creerás que por ahora cargar con un vagabundo con complejos de héroe todo será distinto ¿verdad?

Aquello es, sin duda la gota que rebalsó el vaso, pues, sin siquiera cuestionarme las consecuencias disparé la flecha, incrustándola con ello en el rostro del hombre, que casi instantáneamente cae al suelo, y aunque espero que lo siguiente que ocurra sea el que los demás hombres acaben con nosotros aquello no se concreta, y ninguno de los disparos que comienzan a resonar da a alguien de nosotros, sino, para mi sorpresa y nuestra suerte, a todos y cada uno de los hombres.

Bajo la ballesta y busco con la mirada a quién nos salvaron de la muerte, hallando a algunos metros, apareciendo entre los arboles del otro lado de la carretera a Carol, Maggie y Glenn.

No me lo pienso, simplemente me echo a correr y me lanzo sobre Carol, atrayéndola en un abrazo que espero le trasmita todo lo que siento en aquel momento; desde el agradecimiento por habernos salvado, hasta el pudor que comienza a desaparecer, junto a el arrepentimiento por los problemas que tuvimos en la iglesia.

—Nuevamente llegas para salvarnos —le digo al separarme de ella y la observo a los ojos, sintiendo una sonrisa formarse en mi rostro.

—Alguien tenía que hacerlo; _____ no podría haberlo hecho ni aunque hubiese ofrecido su vida a cambio de la de ustedes —acota, y sus palabras me golpean con fuerza, obligándome a girarme hacia donde hace segundos nos hallábamos, donde la castaña se encuentra deshecha sobre el asfalto, con las mejillas inundadas en lágrimas mientras abraza a Beth y Maggie.

Y aunque sé que aquello podría volver a arruinar mi relación con Carol me encamino con velocidad hacia la castaña, sin embargo, algunos metros antes de lograr hacerlo Gabriel me detiene cogiéndome del brazo.

—¿Qué?

—Déjale, necesita su espacio, le conozco.

—Pero está con Beth y Maggie —acoto con frustración.

Los oscuros ojos de Gabriel me reprimen, no obstante, se mantiene completamente calmado y, con tranquilidad vuelve a hablar:

—Déjale.

Simple traducción: no necesita a un vagabundo con complejos de héroe.

Fantasma del ayer » Daryl Dixon y Tú [Terminada]Where stories live. Discover now