Capítulo 31.

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31 | Chiflada

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31 | Chiflada.

Me quede observando su rostro sin saber qué decir. La observe por tanto tiempo que comenzó a preocuparse. Inclinó un poco su cabeza a un lado diciendo mi nombre.

—¿Qué... qué di... jiste madre?

Ella sonrió al escucharme y volvió a picar su comida sin verme a los ojos.

—Dije que, ¿qué pasa entre Trunks y tú?

Oh Santa madre. Si había escuchado bien. ¿Qué decir ahora? Mi madre era demasiado inteligente como para inventar algo. Se daría cuenta de inmediato. Es este no sé que, que tienen las mamás para saber las cosas.
Abrí la boca tratando de decir algo pero ella habló primero.

—Y no trates de mentirme.

La observe abriendo y cerrando la boca como un pez.

—¿De...de qué hablas mamá?—Si, eso fue lo mejor que pude decir.

Ella volteo a verme como diciendo 'no soy estúpida'. Y yo me encogí dejando de comer.

—Sabíamos que era cuestión de tiempo. —Dijo volviendo a su comida.

—¿Sabían?

—Bulma y yo.

Abrí los ojos sin poder creerlo. ¿Bulma también? Ella me observó. Y sonrió.

—No te veas tan sorprendida nena. Somos sus madres y sabemos de estas cosas. Y sobre todo era tan evidente. Desde que eran pequeños siempre fueron muy unidos.

Suspiro y metió algo de comida en su boca, mastico tan tranquila mientras yo solo podía observarla con los ojos extremadamente abiertos. O sea que esto no era actualmente. Ellas lo sabían tal vez incluso antes de que nosotros mismos nos diéramos cuenta.

Aún sin poder creerlo pestañee un par de veces para asegurarme de que lo que estaba pasando era real.

—¿Así que....?—Dejó la pregunta sin terminar, dejó a un lado sus palillos y me observó. —¿Quieres platicarme?

Suspiré y me humedecí los labios.

—Él.... bueno... sip.—Dije y voltee a verla.

Ella solo levanto una ceja. No iba a ponérmelo fácil. Quería que se lo dijera con todas sus letras. Mordiendo mi labio cerré los ojos por un rato y después los abrí.

—Si. Él y yo... estamos saliendo.—Ahí está lo dije.

Ella no dijo nada. Se quedó seria y callada. Y volví a encogerme en mi lugar. Después de un rato que parecieron siglos una risilla se formó en sus labios y tomo su vaso con té helado.

—Lo sabía.—Dijo y bebió de su vaso. —Sabía que esas miraditas significaban algo.

Levante las cejas.—¿Qué?

Un Destino Inevitable •Trunks•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora