Estoy aqui

7.8K 1K 818
                                    

—¡Vete, Yuuri!

El rostro de Viktor demostraba tanto dolor e ira que Yuuri no sabía si acercarse más al ruso. Temía ser alejado otra vez, le dolía a cada segundo que Viktor le pedía irse con esa voz tan rota, y aquel rostro demacrado hacia oprimir su corazón mucho más que el rechazo del ruso.

Yuuri intentó calmarlo, tocar su rostro para desaparecer esas marcas de lágrimas en sus mejillas, pero siquiera pudo tocarle, Viktor le apartó la mano de un golpe. Las lagrimas querían volver otra vez, pero las retuvo.

—Dije que te fueras —mascullo, y miró a Levka —. ¿Para eso me quitaste el teléfono? ¿Para llamarlo? ¿Después de todo lo que hablamos? ¡Qué buen amigo eres!

—Bájame un poco el tono, ¿bien? Yo sé porqué lo llamé.

Yuuri escuchó suspirar a Levka, el doctor estaba mucho más calmado con la actitud del ruso. Envidiaba tanto a Levka por no sentirse afectado por la actitud del patinador, Yuuri quería ser tan inmune a ese momento como Levka, pero a cada momento que veía el rostro de Viktor no podía ocultar ese deseo de querer quedarse más cerca del ruso, quedarse incluso si Viktor le quería lejos.

—No te desquites con nosotros, Viktor —dijo Levka—. No es culpa de nadie lo que ocurrió, es algo que sabías que iba a suceder.

Viktor intentó responder, pero sabía que no tenía nada en contra a sus palabras. Era la realidad, tenía que aceptar, aunque no quisiera hacerlo, tenía qué. Su mandíbula se tensó, miraba a Levka con frustración y dolor, como un niño a punto de hacer un berrinche porque no quería aceptar la verdad. Yuuri podía ver la impotencia recorriendo por el rostro de Viktor, poco a poco demostrando por sus expresiones todo lo que sentía, pero cuando el ruso se dio cuenta de que estaba transmitiendo demasiado, se dio la vuelta.

Yuuri estaba seguro de que había visto sus ojos a punto de derramar lágrimas.

Escuchó un suspiro tembloroso de Viktor, y el ruso comenzó a caminar en el sentido contrario sin decir nada más. La primera reacción de Yuuri fue seguirlo, no quería dejarlo solo en un momento así, pero Levka lo detuvo. Miró al doctor, su rostro serio impidiendo que fuera con Viktor, y el movimiento de su cabeza para que se quedara con él.

—Déjalo solo.

—Pero Viktor, él esta...

—Déjalo solo, insisto —Levka suspiró—. Conozco a Viktor, mucho mejor que tu, necesita estar solo un momento.

Yuuri bajó la mirada, con impotencia, con celos de que Levka conociera a Viktor mucho más con él. ¡Él lo conocía desde antes! Él lo conocía... lo conocía de un lugar que no podía recordar, sentía que no había visto a Viktor la primera vez por meras fotografías de revistas o competencias que transmitían por la televisión.

Sentía que lo conocía desde antes de que siquiera supiera que existía el patinaje y que Viktor era uno, ¿a caso era el sentimiento de haberlo conocido en una vida pasada? No estaba seguro, y no quería pensar en eso en ese mismo momento, Levka tenía su mirada tranquila y seria sobre él, esperando a que desapareciera, tal vez, o que dijera algo.

Pero no sabía que decir.

Al final, el doctor se cansó de mirarle al rostro, se pasó una mano por el cabello y se masajeó la cabeza. Tenía muchas, muchas cosas que hacer.

—Vete a casa —dijo Levka—. Creo que fue un error haberte llamado... Tuve que haber supuesto de que verte iba a ser demasiado para Viktor en este momento.

Yuuri no le comprendió. Sabía que Viktor estaba dolido con él, lo notaba en sus ojos cada vez que lo miraba, pero jamás lo había apartado de esa forma... No le dolía tanto el rechazo, le dolía más no saber qué hacer con lo que sentía.

Al pasar de los añosWhere stories live. Discover now