Hera Ragnor es la única que no ha caído en ninguna broma de los merodeadores. Algunos dicen que es demasiado lista, otros que simplemente es suerte.
Ella es la única que ha podido culparlos, pero solo un apellido hace que caiga rendida a los pies d...
Hera chilla en sus interior al escuchar tales palabras que ha dicho el señor Black. Le han dejado Grimmauld Place a Regulus, mientras ellos se irán a vivir un tiempo con Cygnus Black, hermano de Walburga, mientras buscan una mansión para ellos solos.
De la manera más sincera, la Ragnor ya no podía aguantar vivir con la señora Black. Ella misma se arrancaría los cabellos por culpa de esa vieja. Se canso de escuchar aquellas indirectas a su familia sobre la traición y convivencia con mestizos, los sangre sucias y de los squibs.
Hace meses se había planteado que pasaba si le lanzaba un avada sin que el ministerio supiera, no quería acabar en Azkaban.
Ambos jóvenes despiden con gentileza a los señores Black, mientras salen por la puerta delantera y marchándose.
— La mejor noticia buena que me han dado en toda mi vida — admite la pelirroja al cerrar la puerta.
Eso hace que Regulus caiga en cuenta que al parecer su matrimonio no fue una buena nueva a Hera. Pero no deja aparentar ese cambio de humor a la chica, al fin y al cabo es una serpiente y un Black.
— Bueno si me disculpas, iré a mi habitacion — exclama el pelinegro.
La chica lo mira con una sonrisa — No hay problema, seguiré con los planes de la boda. Con el cambio de locación tengo que hacer unos ligeros ajustes. —
Va hacia él y le deja un beso en la mejilla para luego irse al comedor donde miles de papeles la esperan. Aunque se perdió aquella sonrisa de idiota enamorado que Reg puso, por que por fin ella fue quien se acerco a él, y no a la inversa.
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