CAPÍTULO 45: Final

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Final

—No debiste hacerlo.

Se sintió tan desesperado de sólo ver el aspecto triste y decepcionado de la castaña que una molesta preocupación lo invadió. El solo pensar que, tal como había tenido, podría perderla, lo hacía sentirse peor de lo que ya estaba. Peor aún cuando ella retrocedió dos pasos, mirando a su alrededor, como si realmente deseara huir lejos de él.

—Lo hice porque te amo, he hecho de todo para demostrártelo. Danos una oportunidad, Amber, mi lugar está contigo.

Ella tan sólo le dirigió una de aquellas sonrisas tristes que lo hicieron sacudirse de pies a cabeza, y sólo por la penuria que aquella mirada oscura transmitía, sino porque sabía lo que significaba. Conocía tan bien a Amber que, después de mucho tiempo, se sintió perdido. Bastó tan solo mirarla y ver las facciones de quién era el amor de su vida para saber que acababa de, en definitiva, arruinar aquella hermosa relación que tuvo alguna vez con ella.

—No ibas a decírmelo nunca, ¿o sí?

Suspiró rendido, viéndola cómo permanecía con los brazos cruzados y manteniéndose siempre alejada de él, como si temiera que su contacto pudiera al menos hacerle daño.

—Claro que iba a hacerlo, quería que fueras feliz con tu hermano pero las cosas no salieron como planeaba, yo... —Bajó la mirada apenado— buscaba el momento perfecto para decirte todo esto. Sé que no fue la manera indicada pero, en serio, Amber, debes creerme, no voy por la vida diciéndole a las mujeres que las amo. Es verdad y lo sabes.

Aquella tortura estaba acabándolo, el solo esperar por una respuesta definitiva lo consumía hasta terminarlo en un triste manojo de nervios. Y no podía más.

—Te amo tanto, Aaron que me dolió mucho. Terminaste conmigo como si fuese otro de tus juguetes desechables, porque dijiste estar tan aburrido de mí —rió ella sin humor, una sonrisa rota esbozada en el rostro—. Y luego... Luego me buscaste y me confundiste, me sentí utilizada por la persona que más quise. Esto, Aaron... —Entonces levantó el rostro hacia él—. ¿Funcionará, acaso, o volverás a huir al primer problema que cruce en nuestro caminó? Porque si no puedes soportar todo esto intentaré entenderlo aunque para ello no debamos vernos más.

Aaron presionó sus manos con exasperación en el rostro de la castaña y soltó un pequeño quejido.

—Lo hice por ti, todo fue por ti, Amber, ¿por qué no puedes entenderlo? Sabes que siempre lo hicimos funcionar, siempre fue así. Y si para ello debo enfrentarme a tu hermano, créeme que lo haría todos los días por verte feliz a mi lado si así lo quieres. Todo lo haría por ti, por nosotros, amor.

Amber bajó la mirada un instante.

—Entonces hagamos que esto funcione.

La abrazó con fuerza, cerrando los ojos con aquella tibia sensación de alivio al oír aquellas deliciosas palabras de ella. Su corazón retumbó repetidas veces emocionado y, sonriendo ampliamente, la sostuvo en brazos antes de elevar a Amber y dar vueltas con ella por todo el lugar con una estúpida sonrisa en los labios.

—¡Mierda, sí! —gritó tan fuerte que su garganta dolió—. Te amo, joder, te amo demasiado. Realmente creí que me dejarías.

Dejó a la castaña apoyarse frente a él y volvió a tomarla solo para darle un beso en los labios.

Y Amber lo miró con tanta fijeza que sintió, como pocas veces sucedía, sus mejillas sonrojarse con violencia. Dejó envolverse entre los delgados brazos de Larousse cuando le dio un beso en la punta de la nariz con una amplia sonrisa.

AMBER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora