Runaway [One Piece]

Cómo huir de los dioses antiguos

¡Hola! ¿Qué tal estáis? Hoy os traigo nuevo capítulo (aplausos), como siempre espero que os guste y que os divirtáis, este es más larguito. ¡Comentad!

Aquella noche era una sin luna, el cielo estaba totalmente despejado como si fuese un mar de tinta, las calles estaban alumbradas únicamente por pequeños faroles que se encontraban encima de las puertas de algunas casas. (Nombre) corría calle abajo huyendo de una serie de sombras que se proyectaban monstruosamente en las paredes de los edificios que la rodeaban. Ella paró unos segundos su carrera para tomar aliento y mirar hacia atrás para asegurarse si aquellas cosas malditas continuaban siguiéndola.

Se le cortó la respiración cuando divisó al otro lado de la calle cómo unas figuras antropomórficas con grandes cuernos y largas garras que caminaban hacia ella. (Nombre) gimió entre asustada y cansada, miró hacia una de las calles que atravesaban la vía donde se encontraba, y corrió hacia ella.

Entre la penumbra pudo ver unos contenedores de alimentación dispuestos azarosamente en la calle donde se encontraba, saltó por encima de uno de ellos y se pegó a la pared como si su vida dependiese de ello. Intentó relajar su respiración para que aquellas cosas no la encontrasen, y cerró los ojos intentando agudizar su oído para cerciorarse que esos monstruos no entraban en la calle.

Los oyó hablar y reír maliciosamente, caminaron por la calle donde anteriormente se encontraba (Nombre) y sus pasos se alejaron. (Nombre) abrió los ojos topándose con una oscuridad casi total, jadeó sintiendo que sus pulmones ardían y como sus rodillas gritaban que se escondiese en un lugar seguro para que aquellas cosas no le encontrasen y se la llevasen.

(Nombre) tragó saliva ligeramente desorientada, no sabía en qué parte se encontraba de la ciudad, mordiéndose el labio inferior con fuerza para mantenerse despierta, pues serían casi las cinco de la mañana y aquella pesadilla había comenzado a las once de la noche y no había parado de correr desde entonces. Se asomó lentamente y cuidadosamente para observar la calle y verificar que aquellos seres antropomórficos del diablo habían perdido su pista.

(Nombre) resopló aliviada al ver que no había nada al final de la calle, y frunció el ceño con exasperación.

Cuando volviese a ver a (m/a) le iba a dar una paliza.

¡Muy divertido! Aseguró (m/a) con emoción.

«Divertido mis ovarios» pensó (Nombre) con irritación y cansancio.

Hacía un par de días (m/a) había hallado un festival en una de las islas cercanas, los aldeanos festejaban el fin del verano venerando a sus dioses antiguos, y como no, el festejo duraba toda la noche. Pero ahí no quedaba la cosa, sino que la gran mayoría de los aldeanos se disfrazaban de los dioses antiguos (dícese de bestias horrendas que provocaban pavor a (Nombre)) y perseguían a los visitantes y al resto de aldeanos para asustarlos. Si alguna de las personas disfrazadas te atrapaban debía o bien unirte a ellos por toda la noche hasta que saliese el sol o bien quedarse en el sótano del ayuntamiento del pueblo.

Y (m/a) le había arrastrado a aquella locura.

(Nombre) cerró los ojos mientras resoplaba con el aliento recuperado, se frotó los ojos con cansancio. Encima no podía entrar en ninguna casa, aparte de que estaban cerradas a cal y canto, se necesitaba una contraseña para poder entrar. Que se la habían dado, pero ella la había olvidado. Bufó entre dientes y se dio la vuelta para moverse de aquel escondite, estar en el mismo sitio podía acarrear que la descubriesen.

Se giró y se encontró con una alta figura.

(Nombre) gritó tan alto como dieron sus pulmones, y dio un salto hacia atrás poniéndose en guardia, pero tropezó con una de las cajas y cayó de culo.