4. Nuestro lugar

1K 49 10
                                    

Pasaron los días y llegó Rosanna a Los Ángeles, donde David seguía con todos los preparativos para el segundo volumen de Hijos del Mar. David estaba decidido a hablar con ella y así lo hizo en cuanto pudo:

- Rosanna: hola, amor (se acercó y le abrazó).

- David: hola (no le correspondió el abrazo).

- Rosanna: ¿qué te pasa?

- David: siéntate. Necesito hablar contigo de algo importante.

- Rosanna: ¿de qué?

- David: de nosotros. Rosanna, yo te tengo mucho cariño pero no puedo seguir con esta relación más. He intentado todo para que esto funcione pero en el corazón no se manda y no te amo como debería para que sigamos juntos.

- Rosanna: ¿estás con Chenoa?

- David: no, no estoy con ella. Tampoco te voy a engañar, es ella la que está y siempre ha estado en mi corazón. Te conocí, me gustaste y decidí intentar ser feliz contigo. Me he estado engañando y repitiéndome una y mil veces que eras el amor de mi vida para ver si conseguía algo, pero ha sido totalmente inútil. Si te digo todo esto es porque no quiero hacerte daño. Tienes que estar con alguien que te pueda dar todo lo que yo no puedo darte. Perdóname, por favor.

- Rosanna: ¿sabes? Yo en fondo sabía esto pero me negaba a aceptarlo. Esto tarde o temprano iba a pasar. Solo espero que de verdad todo esto sea para bien.

- David: muchas gracias, Rosanna. No hace falta que te diga que si necesitas algo cuentas conmigo.

- Rosanna: lo sé, gracias.

- David: para que no te pille por sorpresa te digo que todos los concursantes de OT1 entramos dos semanas en la academia en unos días.

- Rosanna: ah, no sabía.

- David: sí. Quiero estar con Chenoa y para eso quisiera pedirte que hablemos con nuestras familias y anunciemos nuestra separación en un comunicado. Sería poner que ha sido de mutuo acuerdo y ya está.

- Rosanna: por mi no hay problema.

Después de unos días David y Rosanna hicieron pública su separación. Chenoa se enteró porque fue algo que se publicó en todas partes. Desde ese día su inquietud aumentó. Pasaron unos cuantos días más y David llegó a Madrid. Se fue a su casa después de pasar un rato con Ella y deshizo todas las maletas. Justo después llamó a Chenoa, que se puso muy nerviosa:

- David: hola, Laura.

- Chenoa: hola.

- David: estoy ya en Madrid. Entramos pasado mañana ya a la academia. Si no tienes nada que hacer esta tarde me gustaría que nos viéramos.

- Chenoa: ¿esta tarde?

- David: sí. ¿Tienes algo que hacer?

- Chenoa: no, no. No es eso. 

- David: te espero a las cinco de la tarde en nuestro lugar. Por favor, ven. De verdad que es importante. ¿Vale?

- Chenoa: allí nos vemos entonces. Hasta luego.

- David: hasta luego, Laura.

Pasaron las horas y llegó el tan esperado momento. David aparcó el coche justo delante de una cabaña en la montaña que estaba alejada de todo. Se bajó y entró a la casa. Minutos después llegó Chenoa con su coche, que aparcó al lado del de David. Abrió la puerta de la cabaña, no sin antes respirar un par de veces. Entró pero no encontró a David en la sala.

- Chenoa: Daviiiid.

- David: estoy en la cocina, Laura.

Chenoa avanzó hasta la cocina y se le encontró preparando café. Ambos estaban nerviosos de encontrarse en ese lugar tan especial.

Volver a empezarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora