28. Abril (final)

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Después de un maravilloso fin de semana a solas en ese lugar tan especial, David y Chenoa volvieron a Madrid. Pasaron a ver a Ella ya que querían contarle que ya eran oficialmente novios.

- Ella (corrió hacia ellos al verles entrar): Papááááá!! Lauraaaa!!

- David: hola, princesa. ¿Qué tal?

- Ella: muy bien, papi. ¿Vosotros?

 - David: yo nunca he estado mejor.

- Chenoa: yo tampoco.

- Ella: papi, papi. ¿Ya sois novios?

- David (riendo): justo de eso venimos a hablarte. El viernes le pedí a Laura que fuera mi novia.

- Ella: ¿y qué te dijo?

- Chenoa: ¿tú qué crees que le dije?

- Ella (muy segura): que sí.

- Chenoa: síííí.

- Ella: bieeeeeeeeen.

Después de darle la noticia a Ella, ambos se fueron a casa de David. Las siguientes semanas todo iba de maravilla entre ellos. Llevaban bastante bien la presión mediática, y aunque aún no vivían juntos, sí que hacían uso a menudo de las llaves de la casa del otro. Pasaban todo el tiempo que podían juntos, intentando recuperar cada segundo perdido en los últimos 12 años. Era una soleada mañana de miércoles. David y Chenoa estaban en casa de David. David despertó a las 9:30 pero vio a Chenoa dormida y no quiso despertarla.  Bajó a desayunar no sin antes depositar un tierno beso en su frente. Ya eran las 10:30 y Chenoa no había despertado así que David optó por despertarla.

- David (mientras le acariciaba la cara): Laura... Laura... Despierta, mi amor.

- Chenoa (abriendo los ojos): umm. Buenos días. ¿Qué hora es?

- David (la besó): las 10:30.

- Chenoa: ¿ya?

- David: sí. Por eso he venido a despertarte. 

- Chenoa: no sé por qué duermo tanto últimamente.

- David: bueno, a lo mejor es que lo necesitas. ¿Bajamos a que desayunes algo?

- Chenoa: vale. 

Chenoa se levantó de la cama y bajó a la cocina junto con David, que ya tenía su desayuno preparado, salvo el café.

- David: mientras te comes eso te voy haciendo el café.

- Chenoa: gracias, cielo.

Cuando terminó las tostadas, David le dejó en la mesa el café. Chenoa al olerlo salió corriendo al baño y David detrás de ella. Mientras vomitaba, David le sujetaba el pelo.

- David (pasándole una toalla): ¿estás bien?

- Chenoa: sí, sí. Es solo que... (paró de hablar cuando se dio cuenta de lo que había pasado).

- David: ¿qué?

- Chenoa: que me ha dado asco el olor del café...

- David: ¿asco al café? ¿Tú?

- Chenoa: nunca me había pasado... Bufff (llevándose la mano a la tripa).

Salieron del baño y se sentaron en el sofá.

- David: ¿pero ha sido así, de repente?

- Chenoa: bueno, es que...

- David: ¿qué? Me estás preocupando, amor.

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