27. Sorpresa

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Al terminar David de contar hasta tres, Chenoa abrió los ojos. Las lágrimas se agolparon en sus ojos y amenazaban con salir. Tenía delante una mesa con algo de comida y en el suelo un colchón con una manta y con unos cojines. Alrededor y por toda la estancia había velas y pétalos de rosa.

- David: ¿te gusta?

- Chenoa (con lágrimas cayendo por sus mejillas? ¿que si me gusta? Me encanta. (le besó).

- David (secándole las lágrimas): ven. Vamos a sentarnos. (Le agarró la mano y fue con ella hasta sentarse ambos en el colchón al lado de la mesa).

- Chenoa: ¿qué es todo esto?

- David: todo esto es una sorpresa. ¿Te acuerdas que te pregunté si tenías algo que hacer este fin de semana?

- Chenoa: me acuerdo. Te dije que no.

- David: pues para organizar esto te lo pregunté. Quería que pasáramos este fin de semana aquí juntos y solos.

- Chenoa: ¿todo el fin de semana? Pero si no tengo ropa ni nada de nada.

- David: te equivocas...

- Chenoa: ¿cómo?

- David: tienes ropa, pijama y todas tus cosas.

- Chenoa: imposible.

- David: mientras organizaba todo, llamé a Ro para que me ayudara. Fue a tu casa con una maleta y, mientras hacías el café, cogió todo y me lo llevó a mi casa.

- Chenoa: ¿qué?

- David: lo que oyes.

- Chenoa: así que la maleta no era porque ella se fuera de viaje, era para meter todas mis cosas...

- David: exactamente. 

- Chenoa: no me lo puedo creer...

- David: pues así es. 

- Chenoa: me has dejado sin palabras, de verdad. Gracias.

- David: pero chiquilla, si esto no es nada todavía.

- Chenoa: ¿todavía?

- David: sí. Todo esto tiene una razón. No ha sido porque sí.

- Chenoa: ¿y cuál es esa razón?

- David: desde que entramos ahora en la academia tengo algo pendiente contigo. ¿Te acuerdas lo que me preguntó Ella el primer día que hablé con ella allí?

- Chenoa: sí. Que si ya era tu novia. Me dieron ganas de que me tragara la tierra (rió).

- David: ¿y qué me dijiste esa noche cuanto te pregunté qué tenías que decir a la pregunta?

- Chenoa: que no había nadie que me lo hubiera pedido.

- David: pues no sé qué pensarás tú, pero yo creo que ya va siendo hora de que alguien te lo pida (le agarró las manos). No te lo había pedido antes porque no quería hacerlo en la academia. Quería que fuera algo especial y sólo entre tú y yo. Sé perfectamente que desde que entramos allí estamos juntos. Sé también todo lo que nos ha costado llegar hasta aquí. Pero sobre todo, y lo más importante, sé que te amo como no he amado nunca a nadie. Adoro tu voz, lo generosa que eres con todo el mundo, tu mal humor por las mañanas hasta que te tomas el café, lo luchadora que eres. Adoro todo de ti.  Eres, junto con Ella, lo mejor que me ha pasado en la vida y, ahora que ya no hay nada que nos separe, quiero preguntarte algo. ¿Aceptas pasar el resto de tu vida a mi lado? ¿Quieres ser mi novia?

Chenoa tenía lágrimas en los ojos desde poco después que David comenzara a hablar. Estaba muy emocionada.

- David: pero di algo. Lo que sea. No me dejes así.

- Chenoa (riendo y llorando a la vez): por supuesto que acepto. Te amo. 

En ese instante se fundieron en un largo beso que solo terminaron por falta de aire.

- Chenoa: ¿desde cuándo tienes todo esto planeado?

- David: le dije a Ella que pensara algo especial. Me dijo que te llevara a algún sitio especial y te lo pidiera allí. A mi se me ocurrió que fuera aquí porque este lugar, nuestro lugar, fue testigo de nuestros mejores momentos desde el 2011 hasta hoy. Y lo que es más importante, va a ser testigo de muchísimos más de ahora en adelante.

- Chenoa: David...

- David: dime.

- Chenoa: yo te quiero prometer que voy a dedicar todos los días de mi vida a hacerte tan feliz como me haces tú a mi. No te voy a mentir. Tenía miedo de que esta vez también hubiese algo que nos separara, pero con tu seguridad y con tu amor me has hecho ver que no. Quiero darte las gracias por estar siempre ahí  y por ayudarme a dejar atrás todos esos miedos.

- David: ya me haces muy feliz solo con el hecho de tenerte a mi lado. Y no tienes nada que agradecerme. Nada. Esta guerra es y siempre ha sido de dos y sabes que siempre voy a estar para ti en todo. Oye, hay otra cosa más que tengo que decirte.

- Chenoa: ¿otra?

- David: sí. He traído una cosita (metió las manos al bolsillo y sacó dos llaves con dos llaveros). El que tiene la L es el mío y el que tiene la D es el tuyo (se lo dio). Son las llaves de mi casa. No te estoy pidiendo que te vengas a vivir conmigo porque entiendo que no quieres que nos precipitemos, pero así puedes venir cuando quieras.

- Chenoa: ¿por qué eres tan, tan, tan maravilloso? (le besó).

- David: porque tú me haces ser así. 

Cenaron algo de lo que había en la mesa y continuaron hablando entre besos y caricias. 

- David: te amo.

- Chenoa: y yo a ti.

Sus labios volvieron a juntarse. Esta vez David rompió el beso para pasar a besarla en el cuello. Metió sus manos por debajo de la camisa de tirantes que llevaba Chenoa y notó como la piel de ella se erizaba ante el contacto y sonrió en su cuello. Volvió a sus labios y la fue acostando en el colchón hasta quedar él encima. La ropa de ambos fue desapareciendo poco a poco y la luna dio paso a una larga noche de amor y pasión entre ellos.


Hasta aquí el capítulo de hoy. Espero que os haya gustado. Os lo digo siempre, pero gracias por leerme, votar y comentar. Intentaré subir el próximo pronto.

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