15. ¿Podemos hablar?

823 51 17
                                    

Un rato después de lo que había sucedido, Chenoa salió de su habitación y se fue hasta el comedor a desayunar. Entró y no vio a David por ningún lado. Al acabar de desayunar se encontró a Gisela en el pasillo y fueron a su habitación.

- Gisela: habéis discutido, ¿verdad?

- Chenoa: buenos días y esas cosas.

- Gisela: sí, se ve que son buenos.

- Chenoa: no hemos discutido exactamente.

- Gisela: ¿entonces?

En ese momento Chenoa le contó a Gisela todo lo referente a sus dudas y a lo que había pasado con David.

- Gisela: con razón llevaba esa carita.

- Chenoa: ¿le has visto?

- Gisela: hace un rato, sí. Casi no ha abierto la boca ni nada.

- Chenoa: vamos, que sigue enfadado.

- Gisela: yo creo que no sólo enfadado. Dolido es tal vez la palabra adecuada. Y perdóname, pero tiene parte de razón. Puedo entender tus razones para no decirle nada pero también entiendo las suyas para que se lo digas. Y no sé si has pensado en eso, pero te recuerdo que tenéis que ensayar nada más y nada menos que Escondidos. ¿Tú crees que vais a ensayar bien así?

- Chenoa: pues la verdad es que no lo había pensado, no.

- Gisela: ¿y qué vas a hacer?

- Chenoa: pues nada. Voy a hablar con él de los ensayos.

- Gisela: ¿y de lo otro no?

- Chenoa: es que...

- Gisela (la cortó): deberías hablarlo con él. Piénsalo.

- Chenoa: te prometo que lo haré. Voy a buscarle para ver cuándo ensayamos y eso.

Chenoa salió de la habitación de Gisela y vio que David estaba en la suya. Decidió tocar la puerta a pesar de que ésta estaba abierta.

- Chenoa: solo vengo a preguntarte cuándo vamos a ensayar.

- David: esta tarde. Si quieres, claro...

- Chenoa: me parece bien.

El resto de la mañana ni se cruzaron. Chenoa se tiró todo el tiempo dando vueltas a todo. Después de comer estaba sentada en un sofá con un fuerte dolor de cabeza. David la vio y, a pesar de cómo estaban las cosas entre ellos, decidió acercarse.

- David: ¿estás bien?

- Chenoa: sí, no es nada.

- David: vaya... Parece que hoy ese día en el que te pasa todo y dices que no te pasa nada. Pues muy bien (se giró para irse).

- Chenoa: espera.

- David (volvió atrás): ¿qué?

- Chenoa: lo que pasa es que me duele un montón la cabeza. ¿Podemos ensayar mañana mejor? Si hace falta estamos más rato. ¿Te importa?

- David: bueno, mínimo ya me has contado algo. No hay problema. ¿Por qué no te vas a dormir un rato? Igual se te pasa. O tómate algo si no.

- Chenoa: igual te hago caso. Gracias.

Chenoa se fue a su habitación pero lejos de conciliar el sueño siguió pensando en todo lo ocurrido. Se tomó una pastilla y el dolor de cabeza se le pasó. Después de cenar no pudo más y decidió ir a hablar con David y contarle todo. No soportaba esa distancia con él ni el estar así. David estaba en su cuarto con la puerta entreabierta. 

- Chenoa (tocó la puerta): ¿se puede?

- David: pasa.

Chenoa entró y cerró la puerta.

- David: ¿se te quitó el dolor de cabeza?

- Chenoa: sí. David... ¿Podemos hablar?

- David: ¿de qué?

- Chenoa: quiero contarte la verdad. Antes que nada quiero decirte que si no te lo he dicho antes no ha sido por falta de confianza sino porque no quería preocuparte con mis cosas.

- David: tus cosas son mis cosas. Te escucho.

- Chenoa: me puse a pensar en que los días que llevamos aquí hemos actuado prácticamente como si estuviésemos juntos. ¿Qué vamos a decir cuándo nos pregunten? ¿Cómo vamos a justificar que de un momento a otro estamos así? ¿Cómo vamos a enfrentar a la prensa? ¿Qué explicación vamos a dar sobre lo que pasó desde el momento en el que nos separamos?

- David: ¿y no te parece que se va a hablar más aún si después de cómo hemos estado ahora vamos cada uno por nuestro lado?

- Chenoa (se quedó pensativa): pues sí, pero no sé.

- David: escúchame. Cuando nos pregunten vamos a decir la verdad. No tenemos que justificar absolutamente nada porque no hemos matado a nadie. Somos dos personas que estamos juntas porque nos amamos. Hemos entrado aquí sin ningún impedimento para estar juntos. A la prensa la vamos a enfrentar unidos y vamos a hacerlo muchísimo mejor que hace años. En cuanto a la explicación sobre lo que pasó desde que nos separamos, lo único que ha pasado es que nunca hemos dejado de querernos. Nada más. 

- Chenoa: David... pero... ¿y si sale mal? Sabes que lo único que nos separó no fue la discográfica.

- David: no va a salir mal. La situación es totalmente distinta a la que era en aquel entonces. No somos dos inexpertos en esto. Llevamos 15 años en el ojo del huracán. Además hemos madurado y creo que hemos aprendido mucho de todo lo que nos pasó. Yo te voy a decir una cosa. No pienso permitir que nada ni nadie nos vuelva a separar. Eso te lo juro desde ya.

- Chenoa (con lágrimas en los ojos): ¿me perdonas?

- David: pero no llores (la atrajo hacia él). No tengo nada que perdonarte, ¿vale? Ven aquí. (La abrazó).

Segundos después se soltaron.

- David: prométeme que a partir de ahora me vas a decir lo que sea. Siempre.

- Chenoa: te lo prometo.

- David: de verdad, no quiero que estando aquí pienses en lo que va a pasar fuera. Eso ya lo veremos cuando salgamos de aquí, y lo veremos juntos. ¿Vale?

- Chenoa: vale. Pero...

- David: ¿qué?

- Chenoa: preferiría que no nos precipitásemos.

- David: mira, el ritmo lo vas a marcar tú. ¿Vale?

- Chenoa: vale.


Hasta aquí el decimoquinto capítulo. Espero que os guste. Gracias por vuestros votos y comentarios. Intentaré subir otro mañana o el miércoles, aunque no os aseguro nada.

Volver a empezarWhere stories live. Discover now