Samantha se encuentra cursando su último año en la secundaria, pero un chico nuevo y un poco extraño se relaciona con ella de un modo poco inusual, al pasar los meses, se va relacionando con ella y todo su alrededor, logrando que ella se sienta inti...
Un aroma fascinante entra en mis fosas nasales, al abrir los ojos noto unos brazos que me rodean, volteo mi cabeza hacia donde está Samantha y me acerco a su cabello, respiro su aroma y cierro los ojos disfrutando de la sensación de tener a esta chica abrazada a mí. Acaricio su espalda y la atraigo un poco más cerca, mis labios no dudan ni un momento y le doy un suave beso en la frente.
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—Mmm—murmura.
—Hola pequeña—susurro y le sonrío.
—Hola—dice todavía con los ojos cerrados.
—Abre esos hermosos ojos.
—Mmm...
—Eres una perezosa—le doy un beso en la cabeza.
—Sí... —abre sus ojos lentamente.
— ¿Tienes hambre?
—Mucha—me dedica una sonrisa y me mira con sus ojos aun adormilados.
—Yo igual, así que levantémonos o me comeré el postre antes que el desayuno.
— ¿El postre antes que el desayuno? —se sienta en la cama.
—El postre eres tú—aclaro con una sonrisa en mis labios y me levanto rápidamente de la cama.
— ¿No podrías hacer un comentario más pervertido? —pone los ojos en blanco.
—Tengo una lista, ¿quieres escucharla?
—Ni loca—dice caminando al baño.
Suspiro y llamo a Laura para que me traigan el desayuno a la habitación, luego me dirijo al baño, cuando entro veo a Samantha buscando por todos lados algo.
— ¿Qué buscas? —ella da un brinco del susto que le acabo de dar.
—Ehm—me mira y se sonroja—es que quiero lavarme los dientes.
— ¿Y?
—El único cepillo que veo es el tuyo.
—Usa el mío—digo tranquilo.
— ¿No te incomoda?
—En lo absoluto—le sonrío.
Le guiño el ojo y salgo del baño para que tenga un poco de privacidad, de pronto mi móvil suena.
