Capítulo #27

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Le sonrío en respuesta y no me muevo
de donde estoy.

— ¿Entonces?

—Me gustaría ir a la fiesta —lo miro dejando en claro que no es lo único que diré —pero dentro de un rato quiero pasar un rato más entre tus brazos.

—Sus deseos son ordenes, pequeña —me da un casto beso en los labios.

[...]

— ¿Dónde es la fiesta? —pregunto inquieta por llegar.

—En una vieja casa, una amistad siempre que viene aquí organiza una fiesta y bueno aquí vamos —mira por la ventana.

—Oh, entiendo —saco mi celular del bolsillo de mi pantalón.

Papi: Ten cuidado, no confío en ese.

Lo dejo en visto y guardo el móvil.

—Estoy aburrida —suspiro y me acomodo el cabello despeinado por el viento que entra en la ventana.

Creo que esto es injusto, las mujeres podemos ir muy peinadas pero abrimos la ventana del auto y hasta ahí llega el pobre peinado. Pero los hombres no sufren de eso se echan el tarro completo de cera para cabello y no se les mueve un pelo.

—En que piensas Samanta —me mira y sonríe curioso.

—Nada, nada —aparto mis raros pensamientos y miro por la ventana.

—Me encanta la carita que pones cuando estas pesando —Sus mejillas se sonrojan.

—Ehm...

—Ya llegamos —Nos aparcamos en frente de una casa que está rodeada de gente.

— ¿Segura que quieres entrar?

—Claro que sí, ¿por qué no lo haría?

—Es solo que la gente es muy loca.

Salgo del auto sin prestarle atención.

—De verdad, Samantha si quieres irte en algún momento nos vamos —dice cuando sale del auto —y así podríamos aprovechar nuestro tiempo en mi apartamento —me rodea con sus brazos mi cintura y me atrae así él.

—Andrés —lo aparto de mí fingiendo estar indignada.

— ¿Qué?, yo me refería a ver una película o dormir juntitos —levanta sus cejas y me mira de forma pervertida —dame tu mano que no quiero que crean que eres libre.

—Yo soy libre —pongo los ojos en blanco y comienzo a caminar a la casa.

—Si lo eres, pero no quiero que nadie crea que tu —agacha su cabeza —más bien quiero que todos sepan que andas conmigo —levanta su cabeza y me mira directamente a los ojos.

—Te agarrare de la mano solo porque me conmovió lo que acabas de decir —miento.

—Como tú digas —responde con una sonrisa en sus labios.

Sus dedos se entrelazan con los míos, un escalofrió se apodera de mí y sonrió disimuladamente ante el efecto que me acaba de provocar.

Entramos a la casa y lo primero que noto son botellas de ron por todas partes, además de música electrónica a todo volumen.

Siento como Andrés tira de mí y me guía hasta una sala un poco más reservada.

— ¡Mae! —llama un chico a Andrés.

Es muy alto y demasiado blanco, su pelo es color café claro, pero se ve un chico agradable.

—Es el que organizo la fiesta —susurra en mi oído antes de caminar al chico.

After Meeting You.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora