Capitulo 2

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Día lunes

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Día lunes.

Soleado con nubes.

10 am. de la mañana.

Tiempo y distancia del viaje: 18 Horas, 1.378 kilómetros.

Ventaja del viaje: Podría dormirme en todo el trayecto y pensar que llegare en solo unos minutos cuando despierte y llegue a Antofagasta.

Desventaja: Dolor de trasero por estar tantas horas sentada en el bus. Que agotador.

En mi maleta; se encontraba mi ropa de verano y útiles importantes. Pues me estuve informando de cómo era el clima allá en verano, no suele ser tan caluroso, debido a la brisa del mar. Gracias, maravilloso mar.

Odiaba el calor, y más aun cuando la ropa se te pegaba al cuerpo. Era algo insoportable.

—Hija, ¡¿Ya tienes todo listo?!—La voz de mi abuelo resuena nuevamente por toda la casa. Escucho como el resto de la familia se reúne en el salón principal, esperando que bajase y me despidiera de ellos.

Ha pasado una semana desde que mi abuelo me entrego los boletos de viaje, aproveche toda esa semana en pasarla bien con mi abuelo, lo iba extrañar más que a nadie. Les conté a mis amigos: Max y Laura, sobre mi viaje ¿cómo se lo tomaron? Pues, con preocupación. Ellos sabían el tema delicado que tenia con mi madre. A pesar de que me extrañaran, decidieron en quedar llamarme. Eso me alegraba bastante.

Y aquí estoy, bajando las escaleras de la casa. Al bajar, me encuentro con las miradas de mi familiares en mi.

—¿Así que ya te vas?—me mira con indiferencia mi tía Helen. No me sorprende, supongo que ella quiere que me fuese de inmediato.

Ignore su pregunta.

—¿Llevas todo lo necesario?—me pregunta sonriendo, esta vez mi tía Rosa.

—Así es. Mi maleta esta que explota—le contesto devolviéndole la sonrisa.

Mi tío Marco apoya su mano en mi hombro de manera reconfortante y dice:

—Que te vaya muy bien. Aprovecha de ir a la playa y sálvate de este calor infernal que hay aquí.

Suelta una risa tras decir eso y yo rio con él. Es típico del tío Marco, soltar chistes en cualquier momento, aunque hubiera un tema de conversación tenso.

Pero ahora, mi mirada y atención se fijan en mi abuelos, que están mirándome detalladamente. Sólo consigo decir:

—L-Los voy extrañar mucho.

—Que te vaya bien—dice mi abuela sin más, con una sonrisa también. No consigo decirle algo porque ya se dirigía a su habitación. Era algo común en ella, no era tan expresiva o cariñosa. Así que no me afecto que no me dijese algo más.

En cambio mi abuelo...

—Promete que me extrañaras y, volverás sana y salva—me sorprende con su abrazo tan fuerte y me cubre con sus brazos todo mi cuerpo.

Es un gusto conocerte Ⓒ (PAUSADA TEMPORALMENTE)Where stories live. Discover now