Rose Valencia es una chica de diecisiete años que, visita a su madre durante las vacaciones de verano para poder restaurar su relación madre e hija. Lo que no sé esperaba era conocer a un chico llamado Nathan, que sería el amor de su vida aunque ell...
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—¿No eres de aquí?—repito confundida.
Es un poco extraño, normalmente la gente que vive en la zona norte del país suelen ser de piel morena, ya que el sol suele ser el espectador en el cielo siempre. Es muy poco que llueva y de vez en cuando el clima es nublado, aun así llegan los rayos de sol.
Si que me sirvió investigar el clima de esta ciudad, ya iba a traer mis chaquetas y botas de la lluvia. Pero que equivocada estaba.
Nathan no me contesta enseguida y eso me frustra. Tiene la mirada enfrente, observando el paisaje. Hago lo mismo que él, observo nuevamente lo que esta enfrente de mi, las olas hacen un gran espectáculo al chocar con el gran arco de roca, creando una especie de neblina.
—Vivía en una salitrera—comienza a hablar derrepente, sin mirarme aún—era un pueblo pequeño...muy pequeño. Mis padres trabajaban ahí antes, pero...
Su voz se fue apagando cada vez, se notaba un poco de melancolía en sus palabras. Se froto el cabello con su mano y esta vez tenia su mirada enfocada en mi.
—¿Pero...?
Quería saber más, quizás hasta llegar el punto de conocerlo y sólo quizás podría comenzar hacer nuevas amistades aquí como me dijo mi abuelo.
—Pero nada. Es una larga historia.
Sus palabras son cortantes pero quiero escuchar más.
Ordeno mis palabras en mi mente rápidamente para formularle una pregunta pero... nada, me quedo en blanco y rechazo la idea de antes.
—¿Sabes?, me alegra que fueras tu quien me enseño la ciudad, aunque no me lo esperaba al principio. Esperaba algo de mi madre pero ya no me sorprende. No ha cambiado en absoluto.
—¿No te llevas bien con tu madre?—me interroga con su voz viril.
Suspiro antes de contestar y trato de imaginarme en mi mente como seria una relación estable con mi madre. Sin duda no me la puedo imaginar.
—Es...—digo finalmente—Es una relación complicada.
Nathan asiente tras mi respuesta y no dice nada mas. Mira su reloj y me indica que es tarde. Tan solo despego mi mirada en el y me dio cuenta de la hora que es.
Muy tarde.
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