Rose Valencia es una chica de diecisiete años que, visita a su madre durante las vacaciones de verano para poder restaurar su relación madre e hija. Lo que no sé esperaba era conocer a un chico llamado Nathan, que sería el amor de su vida aunque ell...
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Mis ojos se encuentran cerrados mientras que mis labios, esperan lo deseado.
—Lo siento. Rose... yo...
Mi corazón que latía fuertemente se ve interrumpido por sus palabras inesperadas y mis ojos se abren instantáneamente.
—Ya es tarde. Te retaran si no estas en casa. —da unos pasos atrás, con una mirada inquietante en sus ojos.
Un nudo se forma en mi garganta y aunque me siento decepcionada y avergonzada, tan sólo logro contestar:
—Si. Nos vemos, Nathan.
Le dio la espalda para luego irme corriendo.
...
"¿Qué fue todo eso?" Pensé, antes de irme a dormir y cerrar los ojos.
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Al día siguiente, unas ojeras en mi rostro reflejaban mi cansancio y la falta de sueño.
—Te ves cansada, ¿no dormiste bien?
Dice Jake preocupado mientras se lleva un sorbo de su té a los labios.
Le cuento lo ocurrido anoche sin titubear, si bien no he estado mucho tiempo con Jake, sé que puedo contar con su apoyo.
Me escucha atentamente, y por su mirada, puedo decir que se ve totalmente interesado.
—Pero que idiota... —se frota la sien al momento en que termino mi relato.
Con el solo hecho de recordar como me pude ver tan tonta esperando algo que quizás solo estaba en imaginación, hacían que mis mejillas ardieran ahora mismo por la vergüenza.
—Quizás, lo malinterprete...
—No, Rose —me interrumpe—. Conozco a Nathan y sé que ahora mismo debe estar hecho un lío.
¿Un lío?
Mi madre entra a la cocina, se apoya en el marco de la puerta para luego decirnos que saldrá esta tarde. Jake y yo no tardamos en cruzar miradas cómplices.
