Las mariposas vuelan

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NA: ¡Hola! Bueno, esta historia es AU, es decir, universo alterno donde no existe la magia. Tanto Draco como Hermione son personas normales en un mundo completamente corriente.
Y nada más, espero que os guste.

. . . . 

Butterflies fly.

—¿Ir a tomar el té a tu casa? —preguntó Ginny al otro lado del teléfono.

—Sí —respondió ella, paseándose nerviosa por su habitación—. Mis padres han ido a comprar la tarta.

—Ah, ¿estarían tus padres también? —quiso saber su amiga.

—Claro...

—¿Y va alguien más? —Hermione dejó de caminar, quedándose clavada en el suelo. Su amiga esperó unos segundos, pero al no obtener respuesta, interpretó su silencio correctamente—. Mira, Hermione, ya son veinticinco, ¿cierto? ¿Por qué no salimos por la noche a la nueva discoteca que han abierto en el centro? He escuchado que tiene tres plantas, cada una de una temática y con música diferente. ¿Qué me dices?

Hermione suspiró por lo bajo, pasándose la mano libre por el pelo.

—Es mi cumpleaños... Debería ser yo la que eligiera lo que quiero hacer...

—Sí —concedió su amiga—. El problema es que tú nunca quieres hacer nada divertido. Te pasas la vida metida en tu casa, leyendo libros y estudiando —Ginny hizo una pausa en la que Hermione no contestó—. Odio ser yo quien te diga esto, sobre todo porque eres mi amiga y te quiero, pero si nadie quiere nunca quedar contigo es porque, por lo general, la gente joven quiere hacer planes fuera de la biblioteca o el club de lectura.

—Podríamos hablar de cosas divertidas mientras tomamos el té —dijo Hermione con un hilo de voz, intentando deshacer el nudo que se le había formado en la garganta.

—Te conozco desde que éramos pequeñas —le recordó—. Todos tus cumpleaños han sido iguales. Una merienda con la constante supervisión de tus padres, una tarta de helado de nata y una larga conversación sobre trabajos y exámenes.

Hermione se mordió el labio, notando cómo los ojos se le empezaban a llenar de lágrimas.

—¿Tú tampoco vas a venir, verdad?

Oyó a Ginny suspirar al otro lado.

—Lo siento, Hermione, pero ya había quedado con Blaise. Si quieres puedes considerar lo de la discoteca.

—Sabes que no me gustan las discotecas —espetó, negando con la cabeza—. Tengo que colgar.

Hermione se sentó en el borde de su cama, completamente apenada. Realmente pensaba que Ginny no le fallaría. No cuando Harry tenía un partido de fútbol, Padma y Parvati estaban de viaje, Lavender había salido a comprar ropa y Neville estaba con su novia...

Se quedó mirando el móvil, antiguo y sin cámara, vacilando un momento. Sólo le faltaba llamar a una persona.
Al fin se decidió a marcar el número, tratando de esbozar una media sonrisa mientras lo hacía.

—¿Hermione? —dijo la voz de su novio.

—Hola —saludó, recogiéndose el pelo detrás de la oreja—. ¿Vas a poder venir a mi cumpleaños?

—Lo siento, el hotel está bastante lleno y lo más seguro sea que tenga que quedarme a hacer horas extra.

Hermione no respondió, intentando mantener la humedad de sus ojos a raya.

—No te preocupes —siguió diciendo él—. He conseguido reservar una habitación a tiempo. Podemos pasar esta noche juntos.

—Ron... Ya sabes que yo no...

Y volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora