No puedo estar alejado de ti

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Capítulo 14: I can't stay away from you.

Julie la había llamado el día siguiente por la tarde al ver que había faltado a clase, y aunque a Hermione no le apetecía salir de casa, ella prácticamente le obligó a quedar en el pequeño parque que había a la vuelta de la esquina de su casa.

Hermione se puso ropa cómoda y bajó para picar algo antes de irse. Cuando su madre la vio aparecer por la cocina trató por todos los medios que no pareciera que la estaba escaneando de arriba abajo para intentar entender qué le pasaba. Pero su esfuerzo fue claramente en vano.

Su hija era consciente de que tenía un aspecto horrible. Apenas había dormido por la noche y aparte de la mirada cansada también tenía los ojos rojos. Esperando poder tranquilizar a su madre, le dedicó la mejor sonrisa que pudo esbozar... pero ésta no le llegó a los ojos, y Edythe Granger lo notó rápidamente.

—¿Estás bien, Hermione?

La aludida había abierto la despensa y miraba en su interior ocultando el rostro con la puerta.

—Sí mamá, no te preocupes.

Hermione sabía que el silencio no duraría demasiado, así que esperó a que volviera a hablar mientras cogía unas galletas.

—Hija, sabes que puedes contarme lo que te pasa.

Ella le dio un mordisco a su galleta y asintió, luego cerró la despensa y se sentó a la mesa, junto a ella.

—Lo sé mamá.

Su madre no parecía demasiado conforme con su respuesta, y aunque estuvo tentada a sentarse con ella para intentar sonsacarle lo que le pasaba, decidió devolverle una triste sonrisa antes de seguir metiendo los platos en el lavavajillas. Hermione apreciaba que no la obligara a hablar. Por supuesto que sabía que podía contar con ella, pero una cosa era eso y otra muy distinta era volver sentirse cómoda para hacerlo. Todavía necesitaba tiempo para confiar en su madre al cien por cien.

—Voy a salir un rato —aquello hizo a Edythe volverse de nuevo para mirar a su hija—, con Julie. Estaré en casa para la hora de la cena.

Hermione le dio otro bocado a la galleta y su madre siguió con las tareas.

El parque estaba completamente vacío. Era posible que los niños no corretearan por allí por ser demasiado tarde o por los oscuros nubarrones que amenazaban con una lluvia inminente desde el cielo. Hermione se había sentado en el columpio y se desplazaba lentamente de un lado a otro mientras esperaba a Julie.

Hacía un poco de frío, y si se paraba a pensarlo detenidamente incluso podía parecer estar protagonizando una escena de una película de miedo. Hasta el sube y baja se movía solo con el viento.

Trató de no pensar demasiado en ese momento, sabía que podría sugestionarse muy rápido con sus propios pensamientos, pero un ruido detrás de ella le hizo girar el torso rápidamente para mirar un punto a sus espaldas. No eran las copas de los árboles en movimiento, tampoco el viento jugándole una mala pasada. No. Había escuchado claramente unas pisadas muy cerca de ella. Era como si alguien hubiera puesto el pie sobre unas ramas secas y hubiera dejado caer todo su peso sobre ellas, quebrándolas hasta el punto de romperlas haciendo demasiado ruido.

Hermione se levantó del columpio y se quedó mirando a los arbustos con el ceño fruncido.

—¿Quién hay ahí?

Se sintió un poco estúpida por decir aquello en voz alta, pero estaba casi segura de no estar sola en ese parque. Un presentimiento. Un escalofrío que acababa de atravesarle la columna vertebral.

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