Planificando

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Capítulo 16: Planning.

Hermione miraba con un atisbo de nerviosismo a ambos lados del estrecho pasillo para comprobar que nadie los había visto salir de aquel despacho y cerrar la puerta con llave, pero sus nervios fueron disipándose cuando fue realmente consciente de que al fin volvían a estar fuera. Y con el examen hecho. Draco le pasó un brazo por el hombro y ambos empezaron a caminar hacia la salida.

—¿Cómo te ha salido? —preguntó él a la vez que se ponía sus gafas con la mano libre.

Hermione lo miró con una ceja levantada.

—¿Es necesario que te pongas eso dentro de la facultad? De ese modo llamas más la atención que sin ellas.

Draco puso cara de fingida aflicción.

—No puedes dejarme disfrutar de la fama, ¿verdad?

Intentó evitarlo, pero ella terminó riendo de todos modos.

—Bien —dijo entonces, respondiendo a su pregunta—. Me ha salido muy bien.

Draco alzó la mano y ella se la chocó con fuerza... tanta fuerza que el sonido retumbó por todas partes. La universidad ya estaba casi desierta, y aunque Hermione no había comprobado la hora apostaba lo que fuera a que estaba a punto de cerrar. Aceleró el paso, provocando que él también tuviera que hacerlo si quería seguir manteniendo el brazo en su hombro.

—¿Alguna idea para hacer que el conserje vuelva a ausentarse de su garita? —preguntó Draco.

Hermione se encogió de hombros y se mordió un labio, pero dejó de hacerlo rápidamente cuando notó la mirada traviesa de soslayo que Draco le estaba dedicando al hacer ese gesto. Lo último que necesitaba era que él volviera a besarla de esa manera sin previo aviso y la hiciera perder la noción del tiempo otra vez. No quería tener que explicarles a sus padres que si no había ido a casa a dormir aquella noche era porque se había quedado encerrada en la facultad con el chico motero y tatuador con el que se veía.

Se estremeció sólo de pensarlo.

—Antes lo hice tan mal que creo que no volverá a caer en la trampa si lo intento de nuevo —comentó.

—Entonces déjamelo a mí —dijo él con seguridad.

Draco le quitó el brazo de encima al bajar las escaleras, y cuando llegaron a la entrada ella se dirigió directamente a la puerta de salida con su carpeta contra el pecho.

—¡Hermione!

Aquella voz tan familiar la hizo sobresaltarse. Tuvo que concentrarse en enfocar un poco los ojos en la oscuridad de la noche para verla.

—Julie —saludó—. ¡Hola!

—¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó ella con una sonrisa—. Pensaba que estabas con...

Pero la persona a la que se refería apareció por la puerta antes de que pudiera terminar la frase.

—Conmigo —dijo él, volviendo a poner un brazo sobre los hombros de Hermione y adoptar una pose un poco chulesca—. Sí, efectivamente.

—¿Cómo es posible que hayas tardado tan poco? —susurró Hermione.

Draco le quitó un mechón de pelo que el viento le había puesto en la cara, y con toda la delicadeza del mundo volvió a colocárselo detrás de la oreja.

—Simplemente le he dicho que alguien se había quedado atrapado en el baño y no podía abrir la puerta —luego le restó importancia—. Seguramente no vuelva a verme nunca, y aunque así fuera llevaba puestas mis gafas anti reconocimiento.

Y volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora