En la oscuridad

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Capítulo 26: In the dark.

Cuando Hermione despertó de la pesadilla que estaba teniendo lo hizo de manera sobresaltada. Por un momento no entendió por qué no estaba tumbada sobre el blando colchón de su habitación, sino sentada en un sillón que definitivamente no recordaba haber comprado recientemente. Le llevó más tiempo del esperado caer en la cuenta de que aquellas cuatro paredes no eran las de su habitación. Empezó a recordar lentamente el momento de haber recibido la noticia del accidente de Draco, el haber renunciado al viaje a España sin ni siquiera importarle lo más mínimo, haber llegado al hospital en el coche de Alex y todo lo que vino después. Los detalles del incidente, los agentes de policía, el contacto de sus manos cuando por fin pudo pasar a verlo... Haber tenido la sensación de que todo había sido una pesadilla sólo hacía más difícil el hecho de aceptar que lo que estaba pasando era real. Asquerosa y desgraciadamente real. Echó un vistazo a sus manos, todavía unidas. Las comisuras de sus labios se alzaron en una leve sonrisa. El hecho de tocar su piel era tan placentero que le proporcionaba una calidez interior inigualable.

No podía esperar a que llegara el momento de que despertara. Sus ojos se posaron en su rostro, aunque la falta de iluminación no le permitía ver más allá que simples sombras. Cuando sus pupilar estuvieron completamente dilatadas y sus ojos se hubieran adaptado a la oscuridad de la habitación, tuvo que contener la respiración por un momento. ¿Draco tenía... tenía los ojos abiertos? No sabía cuánto de verdad había en aquello, no quería creer ciegamente en lo que pensaba que veía porque cabía la posibilidad de estar imaginándolo. Se centró en enfocar los ojos y en aprovechar la tenue luz del pasillo para confirmar si realmente Draco estaba despierto o era todo producto de su imaginación. Creyó ver cómo entreabría los labios ligeramente. Una profunda respiración por su parte le confirmó que había despertado.

—Preciosa —saludó con voz ronca—. Abrir los ojos y tenerte a mi lado es una de las mejores sensaciones.

Daba la impresión de que su cuerpo dolía cada vez que pronunciaba una palabra, aunque todavía podía apreciarse el efecto de la anestesia en su voz. Hermione se levantó del sillón como si de repente una corriente eléctrica hubiera recorrido sus entrañas y la hubiera hecho inclinarse sobre él, los ojos empezando a humedecerse. Había despertado. Draco había despertado y sabía quién era ella. En el terrible sueño que acababa de tener él no recordaba ningún momento vivido a su lado debido al fuerte golpe en la cabeza... Era un alivio que aquel detalle sí hubiera quedado como lo que era, una simple pesadilla.

—Draco —susurró mientras acariciaba su frente y le quitaba los mechones que se habían quedado pegados a ella con el sudor—. ¿Cómo te encuentras? ¿Te duele algo? ¿Aviso a la enfermera?

Draco intentó sonreír ante el evidente nerviosismo de Hermione y el temblor en su voz, pero aquella sonrisa se quedó en una mueca de dolor.

—No vayas a ningún sitio.

Aquello sonó como un desesperado ruego malamente disimulado. Hermione asintió rápidamente con la cabeza para hacerle ver que no iba a moverse de su lado.

—¿Cuánto tiempo llevas despierto?

—Mucho, no sé cuánto. Tu móvil no paraba de sonar.

Hermione apartó la vista de él para clavarla en el pequeño bulto que descansaba en el suelo, junto a la camilla. Ese debía ser su bolso. Seguramente se hubiera caído de su regazo a lo largo de la noche. Entonces miró hacia arriba, hacia el reloj redondo que marcaba la hora sobre la cabeza de Draco. Tuvo que entrecerrar los ojos y forzar mucho la vista para ver las agujas.

—Deben haber llamado mis padres. Son las cuatro y media —le dijo en voz baja.

—¿Quieres volver a dormirte?

Y volarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora