Noveno Paso; Solo piénsalo

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Entro al auto de Jack para evitar miradas mientras él paga la cuenta. Miro mi rostro en el espejo retrovisor; tengo una gran marca roja en la mejilla donde me golpeó Rick. Cuando lo vuelva a ver le voy a dar donde le duela, y si, hablo de la entrepierna. Lanzo una larga bocanada de aire y me dejo caer en el asiento del copiloto. La puerta del piloto se abre y Jack se sienta con su elegancia al parecer típica. Se abrocha el cinturón y enciende el auto, sin decir nada.

Abrocho mi cinturón mientras avanzamos hacia la siguiente calle. Se detiene en un parque que hay más adelante. Coloca el seguro de mano y se inclina hacia mi, mirándome con sus ojos grises, con una intensidad que parece como si viera mi alma. -¿Jack?- pregunto con confusión- ¿Sucede algo?

-Quieta- su mirada es firme al igual que su tono. Acaricia mi mejilla a lo cual yo suelto un gemido de dolor- Maldita sea- murmura. Vuelve a su asiento con la espalda encorvada, se quita los lentes y masajea el puente de su nariz haciendo que su ceño se frunza- Voy a matarlo la próxima vez que lo vea- pensé que habíamos dejado eso bien en claro. No es nada.

-Jack- menciono mirándole- Aprecio tu preocupación y tus acertadas ganas de matar a un idiota como él, pero, siendo sincera, llevamos ¿dos días? conociéndonos, y no es mi intención meterte en problemas

-Yo me meteré en los problemas que quiera, muñeca- dice. Le miro extrañada, es un tono de voz que no había escuchado en él y no me gusta para nada. Me mira; hay algo diferente es sus ojos a parte del cambio sutil de color; azul y gris, como el hielo en los glaciares que muestran en tv. Tal vez el marco de las gafas le hace ver más tranquilo y pacífico, o es solo mi impresión.

De alguna manera esa actitud me hace enojar, ¿a quien no? -No me digas muñeca- digo con seriedad. Él parece sorprendido por mi cambio de actitud, aunque yo soy quien debería sorprenderme por la suya. Toma una larga respiración y vuelve a colocarse sus gafas con calma mientras yo intento calmar mi humor.

-Lo siento- responde con una suave sonrisa- No pensé bien lo que dije

-Vale- respondo. Giro mi rostro hacia la ventana, mirando al vacío mientras él vuelve a arrancar.

El edificio sigue igual de tranquilo que siempre; paredes blancas, piso de marmol, puerta de vidrio y acero. Nada ha cambiado, ni lo va a hacer de un día a otro. No se porqué pienso en eso, no es como si el día de mañana hubiera un apocalipsis o algo así y todo fuera a cambiar y a derrumbarse. Jack abre el parqueadero con el pequeño control mientras yo me quedo mirando las luces encenderse, aburrida sin un tema de conversación. No hemos hablado en todo el transcurso a casa, no hay mucho de que hablar, supongo. Después de todo no somos amigos, solo conocidos.

Parquea con increíble rapidez. Apaga el auto y se queda ahí por un momento, quieto y en total silencio. Me quedo observando; sus pestañas no son tan largas como pensé, pero casi rozan el cristal de los lentes, su pelo está un poco pasado de corte y le da un toque juvenil. Levanto mi mano y la coloco en su cabeza, acaricio su pelo apartándolo de sus ojos -¿Sucede algo?- pregunto con mi mejor sonrisa. Me mira con preocupación y me dan ganas de abrazarlo por ello- No te preocupes, no es como si me hubieran apuñalado.

-No me hace sentir mejor- comenta. Levanta su mano y acaricia mi mejilla. Abre su boca para decir algo, pero de inmediato la cierra, arrepintiéndose- Hay que subir- desabrocha su cinturón de seguridad y abre la puerta de su lado. Yo hago lo mismo.

Pronto estamos juntos en el ascensor mirando al jardín iluminarse de naranja poco a poco. Saco el celular y miro la hora; cuatro de la tarde. Tengo que hacer un trabajo de historia y otros tantos, sin contar que tengo que colocarme hielo en la mejilla antes de que se inflame. El ascensor se abre en el último piso, aunque no es como si fuera muy alto. Jack y yo salimos y nos quedamos en el pasillo por un momento. Le vuelvo a mirar con una sonrisa -Nos vemos luego- comento mientras bajo las escaleras

-Hasta luego, supongo- responde. Puedo escuchar sus pasos al subir la escalera, abrimos la puerta del apartamento casi al unísono. Cierro la puerta detrás mío, miro a mi alrededor y suspiro con cansancio

-Otro día de mierda- susurro dirigiéndome a mi habitación- No es como si mis días últimamente fueran buenos- me digo a mi misma mientras lanzo la maleta a la cama. Me siento en el escritorio y enciendo el computador- Pienso que vamos de mal en peor. Primero rompes con tu novio con el que duraste casi tres años, luego tienes exámen sorpresa en la materia que peor te va y ahora esto. No es como si una bomba atómica cayera el día de mañana, ¿no?- dejo caer mi cabeza contra el espaldar de mi silla- Odio mi maldita semana

Como Olvidar A Tu ExWhere stories live. Discover now