̶C̶a̶p̶í̶t̶u̶l̶o̶ ̶S̶i̶e̶t̶e̶

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La intrigante llamada había preocupado mucho a Josh. A penas éste colgó el teléfono salió con prisa de su casa, no sin antes haberle dado órdenes a todo su personal. Como de costumbre, obedientes asintieron con la cabeza y exclamaron un gran "¡sí jefe!". El teñido se subió a su coche y lo puso en marcha, dando un ruidoso acelerón de las llantas contra el pavimento. Condujo sin importarle si iba más allá del límite de velocidad.

De cualquier forma, la policía no le causaba ni una pizca de miedo.

Llegó a casa de Tyler en cuestión de minutos, estacionó el coche como pudo y se bajó conteniendo todo su aliento. Ya lo esperaban al parecer, porque cuando se acercó a tocar la puerta, ésta antes fue abierta por su hermano Zack y al verlo, expulsó el aire de sus pulmones.

—Pasa Josh. —dijo con voz cortada y el peliazul entró, volteando a ver indiscretamente a la expresión vacía del hermano. —Tyler me comentó que hablaron hace un rato.

—¿Todo está —Josh dejó sus palabras al aire cuando vio a Zack tirarse al sofá y restregar su cara con ambas manos. —...bien?

—No. —se descubrió la cara y lo miró con los ojos irritados tras habérselos tallado. —Tyler llegó a la casa muy asustado, y le faltaba el aliento, como si hubiera venido corriendo hasta aquí. Casi grité cuando lo vi... tiene rasguños y marcas de golpes por todos sus brazos, moretones en sus pómulos y otros lados de su rostro. Incluso le sangraba su labio.

Zack siguió y mientras contaba la historia Josh comenzó a crearse el peor escenario posible en su mente. Tenía tantas ganas de matar a la persona quien se lo había hecho, y creía conocer al responsable.

Cerró con fuerza su mano izquierda en puño y su mandíbula también se tensó del coraje. Zack hablaba y hablaba, y el teñido todavía no podía aceptar la realidad de esta dura situación.

—¿Sabes quién lo hizo? —preguntó Josh cuando el chico terminó de hablar. Zack negó con la cabeza.

—He intentando calmarlo y hacerlo hablar, pero es inútil... —bajó la cabeza y soltó un gran suspiro. —se puso muy agresivo conmigo y después de haber usado la "excusa" de que lo asaltaron en el camino, se encerró en su cuarto.

—¿Excusa? —enfatizó Josh.

—Dime, ¿te parece creíble?

Josh se quedó pensativo, pero Zack tenía mucha razón, no había nada lógico con la historia del asalto. Más porque el peliazul sabía exactamente en dónde se encontraba Tyler antes de llegar a su casa. Y eso lo molestó aún más.

—Voy a subir a verlo. —Josh apretó levemente el hombro de Zack como consuelo y éste solo asintió. Lo vio subir las escaleras y el chico regresó a sentarse al sillón reclinable.

A la mitad de las escaleras, Josh miró por encima de sus hombros y vio a Zack jugar con su celular desesperadamente. Tal vez debatía en si debió haber llamado a algún número de emergencias o a sus padres, pues suponía no estaban en casa, ya que de ser así, enseguida lo hubieran acosado con millones de preguntas y llevado al hospital sin dudar. Josh no imaginaba las emociones y los pensamientos por los que Zack podría estar pasando actualmente. No imaginaba el difícil papel de hermano mayor que debía asumir. Tanta responsabilidad sobre su espalda.

El peliazul no solía simpatizar con las demás personas, pero entendía perfectamente el rol de un hermano mayor. Y en algún momento de su vida, también tuvo que cumplir con muchas responsabilidades por sus hermanos.

● his hair smells like chocolate ● [joshler] [EDITANDO]Where stories live. Discover now