̶C̶a̶p̶í̶t̶u̶l̶o̶ ̶D̶i̶e̶c̶i̶s̶i̶e̶t̶e̶

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Josh llevó a Tyler por cada rincón de su casa, explicando con detalle aquellas cosas que llamaban la atención del castaño. Victoria llegó con grandes bolsas repletas de jugo unos minutos después y alcanzó a ambos en pleno recorrido. El peliazul le agradeció y agarró solo un cartón de jugo para Tyler, quien lo tomó muy avergonzado después de haber visto la cantidad exagerada que Josh compró.

— ¡No puede ser! ¡Tu piscina es enorme! — exclamó Tyler con emoción al acercarse demasiado hacia la orilla, con Josh detrás de él para evitar que se cayera.

— Ya que la ubicación de mi casa no es más un secreto para ti... puedes venir a nadar cuando quieras. — dijo Josh y el castaño lo miró con ojos brillosos.

— ¿Es en serio? ¿Lo juras, lo juras, lo juras, lo juras que si puedo venir? — respondió Tyler con emoción y se paró frente a Josh, quedando a solo centímetros de distancia. El peliazul asintió con la cabeza y rió por lo infantil que actuaba, solo le faltaba que se pusiera a saltar para confirmar que era todo un niño.

Se alejaron de la piscina y continuaron por otros rincones. El castaño se sorprendía aún más con cada nueva habitación que visitaba, esa casa tenía absolutamente de todo, hasta un propio salón de cine, con todo y butacas y una pantalla gigante. Trató de pensar en lo que Josh le había dicho, tomando en cuenta cada detalle que viera y le dijera, aunque seguía sin comprender cómo es que había conseguido todos esos lujos.

La única habitación que Tyler no pudo ver fue la de Josh, quien mencionó específicamente que estaba prohibido entrar, inclusive para las personas que se encargaban de la limpieza de la casa. El castaño insistió que lo dejara entrar aunque sea rápido, pero el peliazul no desistió y lo alejó de la puerta de su habitación lo más pronto posible.

— ¿Cuándo podré ver tu habitación? — dijo Tyler con desánimo mientras bajaba las escaleras con Josh a un lado.

— Mejor replantéate la pregunta, porque no creo que exista un cuándo. — respondió Josh entre risas y el castaño lo fulminó con la mirada. — si haces méritos tal vez te deje entrar.

— ¿Qué clase de méritos?

— Ya luego te diré. — contestó el peliazul aún riendo y fueron hasta la sala a sentarse en uno de los grandes sillones. — ¿y bien? ¿Qué te pareció la casa?

— Uff increíble, es más, me quedo corto con decir que está increíble. Jamás me aburriría viviendo en una casa así.

— Pues yo me aburro.

— ¿Por qué...? Es imposible cuando tienes tantos lujos. — dijo Tyler sorprendido por su respuesta y Josh encogió los hombros.

— Uno se aburre cuando hace de todo en la soledad.

— ¿Cuál soledad Josh? Tienes a un montón de gente que daría hasta la vida por ti. Y estoy seguro que también viene muchas personas a verte.

— Pero es eso, esa gente trabaja para mí y hay personas que estoy obligado a recibir. Eso no quiere decir que me agraden.

— Bueno tu dijiste que no naciste para los compromisos. — habló Tyler refiriéndose a las relaciones en pareja. Josh sonrió ladino sin voltearlo a ver.

— Siempre pueden haber excepciones.

El castaño miró a Josh con ojos bien abiertos y se encontró con su mirada, apartando rápidamente su vista de la de él y sintiendo como sus mejillas empezaban a sonrojarse por alguna extraña razón.

Ninguno dijo una palabra más y se mantuvieron en silencio por unos instantes. Tyler seguía bebiendo del cartón de jugo y, de un momento para otro, sintió el brazo del peliazul ponerse encima de sus hombros. El castaño escupió el jugo de su boca por inercia, manchando parte de la alfombra. Tyler dejó el jugo en la mesa y miró asustado lo que acababa de hacer.

● his hair smells like chocolate ● [joshler] [EDITANDO]जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें