̶C̶a̶p̶í̶t̶u̶l̶o̶ ̶V̶e̶i̶n̶t̶i̶u̶n̶o̶

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— ¿Qué tan lejos crees que podría llegar esta bala? — dijo Josh con la pistola sujeta en ambas manos, apuntando al marco de la puerta principal.

— E-e-eh no lo sé señor, pero no me da seguridad que use la pistola aquí adentro. — respondió Alfred intentando sonar lo más calmado posible, pero era todo un manojo de nervios.

El peliazul rió sin apartar la vista de enfrente y jaló del gatillo una vez, pero ninguna bala salió disparada. Bajó el arma y volteó a ver a su mayordomo sonriendo de lado, aunque Alfred no estaba muy contento que digamos.

Josh sabía que el arma no estaba cargada, por lo tanto, no le preocupaba ir por toda la casa con la pistola en sus manos, apuntando a cualquier cosa que tuviera frente a sus ojos.

Caminó hacia la sala y empezó a juguetear con el arma, observando detenidamente cada detalle de la fina pieza de metal. La mitad del mango estaba cubierto con un metal brilloso en el cual alguien podría ver su reflejo en el, el resto de la pistola estaba hecha de acero inoxidable y reforzado que seguramente podría durar años y no tener ni un solo rasguño aún después de su uso. Josh todavía no sabía mucho de armas, aunque mientras más se interesaba y se adentraba en ese mundo, más aprendía a diferenciar entre una y otra y además, aprendía a cómo utilizarlas. Claro que nunca había disparado una contra alguien.

No aún.

— Señor, Tyler está aquí. — llegó Victoria dando el aviso mientras limpiaba un vaso de cristal con un trapo.

— Tráelo para acá. — contestó el peliazul y caminó hasta pararse frente a Alfred. — llévate la pistola lejos de aquí, Tyler se espantará si la ve.

— ¿En dónde la dejo? — respondió el nervioso hombre agarrando el arma con miedo y manos temblorosas.

— Yo qué sé. — Josh se encogió de hombros y puso cara pensativa por un instante. — guárdala en la cochera, en el segundo estante. ¿No tenemos un área de tiro, cierto? Esta casa debe tener un espacio para practicar tiros, aprovecha llamar al arquitecto.

Dicho y hecho, Alfred asintió sin añadir nada más y salió de la sala para dirigirse hacia la cochera. Josh suspiró y se acomodó el cabello para luego, sentarse tranquilamente en el sofá en lo que esperaba al castaño.

Tyler apareció unos segundos después, con Victoria detrás de él, cargando una bandeja de plata con dos bebidas bastante coloridas. Josh le dirigió una sonrisa pícara a su novio y éste tiró su mochila en la alfombra y antes de que el peliazul pudiera pararse, Tyler ya estaba sobre de él, besando su rostro repetidamente.

— Te extrañé hoy en la escuela. — dijo el castaño frotando su cara en el pecho de Josh.

— Te prometo ir el resto de la semana, ¿te parece? — Josh acariciaba la frente de su novio y jugaba con su cabello, Tyler despegó la cara de su pecho y lo miró entrecerrando los ojos.

— Ver para creer. Luego no apareces. — el castaño se enderezó, aún estando encima de Josh y cruzó los brazos haciendo un puchero.

— Pero esta vez si lo haré. ¿Pasó algo interesante?

— Puesssss... — Tyler jugaba distraídamente sus manos, tratando de evitar a toda costa la mirada fulminante del peliazul.

— Suéltalo. — Josh colocó una mano alrededor de la cintura del castaño y la apretó cariñosamente.

— Dallon. — suspiró Tyler. — me buscó a la salida e intentó entablar una plática conmigo. Ya sabes, volvió a disculparse por la forma en como me trató y quiso invitarme a salir.

● his hair smells like chocolate ● [joshler] [EDITANDO]Where stories live. Discover now