CAPÍTULO 1. "El inicio de un cuento de hadas"

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09 de agosto del 2015.

          


—Nada de alcohol.

Rio ganándome un golpe en el hombro, Bethany ya casi tiene dieciocho años y aun decide obedecer la mayor parte del tiempo a sus padres, se gira avergonzada hacia su padre y se cruza de brazos.

—¡Papá! Sabes que yo no bebo.

—No te lo decía a ti Bethany —Señala—, se lo decía a Sawyer. Nada de alcohol, tú estás sacando a mi niñita de casa y quiero que la regreses entera.

—Me sorprende que lo diga señor Corwell, pensé que me conocía. —Frunzo el ceño, mientras juego con las llaves de mi camioneta.

—Lo digo precisamente por eso, Grayson. Te conozco demasiado bien...

—Oh no, papá. —Se lamenta Beth, y comprendo su chillido.

El señor Corwell era alto, ambos teníamos la misma altura, de hombros anchos. No era pelirrojo como Bethany, más bien era un rubio rojizo bastante claro. Pero en cambio, él si tenía los mismos ojos verdes limones de su hija, alzó una ceja y señaló mi auto. Casi chillé igual que Beth al darme cuenta de que nuevamente, y como todas las veces en las que nos encontrábamos, que, a decir verdad, era muy seguido, describiría mi vida de soltero codiciado.

—Sé que subes en esa camioneta a cuanta niña te pase por enfrente, aunque te comprendo no se me hace algo lindo, digo, yo también fui joven y llevé a muchas al auto cinema de las afueras del bosque y... el caso es que mientras estés con Bethany tienes que cuidarla y no dejarla sola, ella es bastante ingenua.

—¡Basta! Ve a casa ahora viejito anciano. —Ordenó Beth riendo.

Para cuando el señor Corwell dejó el drama, subimos a mi auto para dirigirnos a la fiesta de una de las porristas del instituto, algo así como la fiesta de medio año. Pasando unas cuadras la pelirroja a mi lado suspira, la observo y ella lo nota porque sin preguntarle absolutamente nada empieza a hablar de lo que la afligía sin detenerse.

—¿Se ve bien verdad?

Frunzo las cejas ante su pregunta, ella vuelve a suspirar, pero esta vez dirige su mirada por la ventana, hacia las calles vacías y oscuras de la ciudad.

—No entiendo lo que tratas de decir con eso Bethany.

—Ellos no están bien, Sawyer. Pelean mucho y mi madre grita, y luego ambos gritan y no sé qué hacer —Su voz se quiebra y sé que es el momento de parar la camioneta—, me están volviendo completamente loca.

Ella ama a su familia, y el que se esté desmoronando con el pasar de los meses la está consumiendo, lo noto. Cuando aleja su vista de la ventana, me observa, sus ojos están rojos mientras contiene las lágrimas, trata de ser fuerte. Sin pensarlo abro mis brazos, ella sonríe mientras sorbe su nariz y se acerca lentamente hasta que su cabeza se encuentra pegada a mi pecho, paso mis dedos en sus leves rulos rojizos y ella se paga aún más.

—Vamos Bethany, no dejes que esto te eche abajo.

—Lo sé, pero es que es inevitable —Siento cuando su mano se envuelve en la mía—, tú sabes que no se pueden divorciar. Yo no lo soportaría, ni siquiera quiero pensarlo.

—Tranquila, siempre me tendrás a mí, pase lo que pase nunca te dejaré. Somos un equipo.

—¿Por qué somos amigos? —Se incorpora en su asiento, me dejo caer en el mío mientras me observa. Mis alarmas suenan y están en fase rojo justo ahora, trago saliva—, quiero decir. Porque después de que rechazaste mi comida decidiste seguir hablando conmigo. Siempre me he preguntado eso, y aún más porque no te has alejado de mí cuando andas con tu vida de gigoló

Más que Sexo©Where stories live. Discover now