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04 de diciembre del 2015.

Desnudar a Beth en un tiempo limitado tiene que ser un maldito récord mundial, ahora la tengo desnuda, en la cama, y con tanto deseo de entrar en ella que simplemente me pierdo.

Hablamos en susurros, ella responde de la misma manera que nunca dejó de tomar las píldoras y eso es bueno, sin barreras que nos impidan disfrutar del momento.

Chupo suavemente un pezón, deslizo una mano por el otro, y con el pulgar rodeo muy despacio el otro pezón y tiro de él. Gime y se retuerce proclamando que siga, está muy húmeda. Suplica que continué y así lo hago, ella se agarra fuertemente de las sábana, apretándolas. Cierro los labios alrededor de su otro pezón, y cuando lo lamo, simplemente grita que ya no puede más.

Tiro de su cabeza hacia atrás, con la boca abierta y gime. Aprieto un pezón con los dientes, con el pulgar y el índice tiro fuerte del otro y con eso, se pierde en el éxtasis de un buen orgasmo. Sonrío.

Su humedad aumenta mucho más cuando introduzco un dedo dentro de ella, grita y gime mientras lo saco y vuelvo a meterlo. Froto su clítoris con la palma de mi mano y gime de nuevo, sigo introduciendo el dedo, cada vez con más fuerza hasta que lo retiro sabiendo que ya la he torturado lo suficiente.

Levanto sus rodillas pasándolas por mi hombro, me inclino y susurro cosas sucias en su oído haciendo que se ruborice brevemente antes de asentir y pedir más. Murmuro un par de cosas más antes de colocar la punta de mi miembro erecto delante de su sexo, ella está un poco inquieta diciendo que no puede soportar más la tortura.

Entro y salgo de su cuerpo una y otra vez sin parar. Los gemidos de Beth son ruidosos y después de unos minutos la tengo susurrando cosas sucias en mi oído, y simplemente, es todo lo que necesito en éste momento.

Empujo con fuerza y entonces ella se tensa antes de tener pequeños espasmos en su cuerpo, alcanzó su orgasmo. Tomo su pierna y presiono con fuerza al menos 4 veces más, beso su boca, su cuello, su hombro, todo.

Murmuro su nombre y muerdo su hombro alcanzando mi propia liberación dejándome caer en su cuerpo cubierto por una fina capa de sudor, pasa una mano por mi cabello peinándolo y sonríe, hago lo mismo.

Ella lo vale, ¡Ella malditamente lo vale todo!

Más que Sexo©Où les histoires vivent. Découvrez maintenant