Carta de Bethany.

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Te preguntas porqué escribo esto, bueno, la verdad es que has de tener muchas dudas que apuesto que ahora no puedo responder, por eso escribo esto para ti.

Todo pasó muy rápido, si me preguntas que si me arrepiento de nuestra extraña relación, no. Porqué a pesar de todos los problemas, los engaños, los celos y los golpes, tuvimos buenos momentos, momentos en los que era feliz y no necesitaba nada más.

Lamentablemente, no todo fue bueno para nosotros, tarde me di cuenta que éramos tóxicos uno por el otro. Tú me matabas con frialdad e indiferencia y yo con palabras hirientes y acciones egoístas, y sé que lo que hice te acabó de matar.

No lo hice para acabarte, créeme, quise odiarte, quise tanto que sufrieras de tal manera como la que yo sufrí, por muchos días te culpé. Pero la verdad era que sólo buscaba un culpable, recuerdo muy bien las palabras que dijiste cuando te dije que estaba embarazada «Aborta» sé que eres culpable, pero yo lo soy más por no terminar desde un principio con esa relación asesina que consumió todo de mi. Soy culpable porque tú lo sugeriste, pero yo lo hice. Yo lo maté, maté a mi bebé por miedo, miedo a perderme más de lo que ya estaba perdida, miedo al que dirán, miedo a perderte, pero principalmente, miedo a mis padres.

Lo que hice, fue la decisión más errónea de toda mi vida. Fue estúpida, egoísta, y traumática. Maté a un ser que no tenía la culpa de mis errores ni de los tuyos, fui ingenua al dejarme llevar por una decisión mal pensada, resentimiento y dolor emocional que me estaba matando en ese momento, me dolió tu rechazo, me dolieron las palabras que salieron de tu boca, me sentí mal.

Lo hice, lo maté. Y la culpa no me dejó dormir, la culpa me carcomía lentamente, me dije que fingiría que nada había sucedido, que seguiría mi vida como tal. No pude, la culpa estaba presente a cada segundo de todo el maldito día, me sentía mal, triste, destruida, débil. Me sentía como una asesina, me miraba en el espejo y me daba asco de sólo verme, mi mente no paraba de repetir lo mismo «Asesina» «Asesina» «Asesina».

Todas las noches lloraba, me retorcía y gritaba. La culpa me mató, me consumió y acabó conmigo de tal manera que ya nada me importaba, no comía, no dormía, no cerraba los ojos porque sólo veía oscuridad y pesadillas horribles. Dejé de asistir al Instituto, mis calificaciones se volvieron una mierda, mis padres se separaron y mi padre se fue de la casa, lloré aún más.

No lo soporté más, al día siguiente el correo llegó, la esperada carta por fin se hizo presente. Había sido aceptada en la Universidad de Londres con una beca toda pagada para estudiar literatura, vi la luz al final del oscuro túnel en el que estaba trabada. Los ángeles cantaron y todo se prendió dentro de mi, decidí empezar de nuevo, me iría a Londres y jamás regresaría a California, construiría una nueva vida lejos de todo, de todos y dejaría aquí a los demonios que me perseguían.

Mis felicidad duró sólo una semana, llegué del Instituto, encontré a mi madre muerta, sobredosis. Las paredes se cerraban a mi alrededor, sentía que la respiración se me cortaba, me deprimí. Otra vez en aquél oscuro callejón sin salida, quise acercarme a ti, quise hablar con el que fue mi mejor amigo alguna vez. Toqué y toqué, no abriste. Esperé y esperé, no llegaste. Cuando por fin llegaste me escondí pues venías con una chica, supe que ya todo estaba perdido, corrí a mi casa y escribí esta carta depositando un poco de dolor aquí.

Enterré a mi madre siendo la única que asistió, me sentí más sola, cuando llegué a casa llamé a la Universidad rechazando la beca, pedí que se la otorgaran a alguien más, alguien que aún pudiera disfrutarla, quité mi ropa sólo quedando en ropa interior, prendí la bocina y coloqué la canción más triste a todo volumen, me metí en mi cama recargando mi espalda en la cabecera de la cama, tomé el cuchillo más filoso, observé mi alrededor, esperando que aparecieras, no lo hiciste.

La casa se sentía sola, fría y hasta tenebrosa podría decir. Me recosté en la cama tapando todo mi cuerpo hasta un poco más arriba de mis pechos, cerré los ojos dirigiendo el cuchillo hacia mi cuello haciendo una línea, la sangre corrió y por fin obtuve paz.

Sé que piensas que como escribí esa parte, es porque eso fue justo lo que tenía pensado hacer y apuesto que los que me encontraron te pueden decir que eso hice.

No te culpes de mis decisiones, yo fui quien las tomó, no te culpes de lo que no hiciste, sana tus heridas antes de que te consuman como lo hicieron conmigo. Sé feliz, disfruta y construye un presente para tener un futuro, te deseo, de todo corazón, lo que no pudiste tener conmigo.

Para ti, que a pesar de todo, te amé más de lo que pude comprender alguna vez.

Bethany.

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