CAPÍTULO 3. "Círculo vicioso"

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15 de agosto del 2015.


La semana se terminaba, y era extraño verla llegar en su viejo auto y no conmigo al instituto, encontrarla en los pasillos durante el receso y no recibir más que una fría mirada de su parte, entendía perfectamente que la había lastimado, pero mierda, era difícil separarse de una persona con la que pasaba la mayor parte de mi día.

Ese era uno de los motivos por el que no tenía acercamientos cariñosos con ella, no quiera darle una idea equivocada, hacerlo en aquella fiesta había sido un completo error del cual me arrepentía. La quería, pero no podía estar con ella, era un novio terrible y probablemente la lastimaría aún más. Pero no quería perderla completamente, era una de las pocas personas que me mantenía cuerdo, siempre estuvo para mí y yo siempre para ella, la cagamos, la cagué y tenía que encontrar una manera que no fuera incómoda para seguir en contacto.

Caminé por el pasillo del Instituto, a unos metros a lo lejos cerca de su casillero noté su cabello rojizo y las pequeñas ondas que se hacían en las puntas, el bonito vestido floreado de color amarillo, me acerqué cuidadosamente para no asustarla, pero me detuve cuando a su lado estaba nada más y menos que Peter, el encantador y ecológico personaje de todo el pueblo, a quien todos amaban por sus labores humanitarias. A mi parecer, no era más que un payaso con encanto barato.

—Bethany —Controlé mi voz para que no notara lo mal humorado que me encontraba en este momento— ¿Podemos hablar?

Me observó con desdén, miró a su lado al idiota que no dejaba de ver sus piernas. Tenía que mantener mi postura para no golpearlo.

—No, estoy ocupada. Te presento a Peter.

Él me observó.

—Oh, supongo que este es Sawyer —Bethany asintió—, ella y yo somos compañeros de clase en química.

—¿Enserio? —Fingí escucharlo atentamente.

—Sí, de hecho, es una de las mejores en la materia.

—Lo sé, es una futura loca de la química, por cierto, soy su mejor amigo.

—Bueno, espero que solo se quede en eso —Se giró hacia Beth que tenía la boca abierta— ¿Me puedes dar el libro, por favor?

Imbécil.

—Claro, espera, solo serán unos minutos, lo prometo.

Suspiró dándole un libro a Peter a su lado y se disculpó prometiendo volver en breve, iluso. Abrí la puerta de un salón desocupado, entró un tanto renuente, cerré la puerta y dio un brincó, estaba nerviosa.

—¿Y bien? ¿Qué es lo que quieres decirme? —Se cruzó de brazos observándome fijamente con esos ojos verdes que me hipnotizaban tanto, tragué saliva.

—No te diré lo que tanto anhelas, Beth. Sabes que no funcionaría, me conoces, no puedo estar completamente para ti. Soy un desastre, mi vida es un desastre, mi familia es un desastre...

—Lo sé —Se acercó acariciando mi mejilla con ternura—, pero, podríamos intentarlo. Sé que lo haríamos funcionar, tú podrías cambiar.

Retiré su mano con cuidado y dejé un beso en ella que se cerró en un puño, se echó para atrás alejándose.

—No lo haremos, nos lastimaremos, ya lo hice hace unos días y mira lo que pasó, rompimos la línea de amistad. Yo... no quiero perderte, sabes que eres importante pero no estoy listo para una relación.

—Esto no se trata de querer cambiar, Sawyer. Esto se trata de que tú no quieres hacerlo, tú no me quieres como lo hago yo.

—Espera —Me interpuse entre ella y la puerta, no me miró—, lo intento, es solo que me cuesta creer que la cagué, que te lastimé o te pueda lastimar de una manera en la que no te puedas recuperar.

—Deja de pensar por mí.

—Déjame llevarte a casa, por favor. Solo esta vez.

Alzó la mirada, y por un momento me perdí en ellos, asintió no muy convencida. Salimos del salón, y al parecer pasaron varios minutos de más porque el pasillo estaba totalmente vacío. Llegamos hasta mi camioneta y subió en un silencio arrollador, me estaba castigando, ella sabía que detestaba los lugares silenciosos. Cuando pasé de largo su casa y unas cuadras después me detuve en la mía, bajó desconcertada, me miró.

—¿Qué hacemos aquí?

—Hablar claramente.

—No, en el camino pensé mejor las cosas —Suspiró—, es mejor estar alejados por un tiempo, tienes razón, lo que pasó estuvo mal.

Fruncí el ceño cruzándome de brazos.

—Verdaderamente no te entiendo.

—Creo que malinterpreté las cosas, nunca demostraste interés por mí, fui yo la que pensó otras cosas —Una lágrima rodó por su rostro—, soy una tonta.

—No digas eso cariño —La tomé de la mano acercándola y envolviéndola en mis brazos, lloró y sorbió su nariz—, no eres tonta, solo eres...

—¿Soy qué? —Se separó, besé su frente y bajé mis labios hasta su oído.

—Muy sexy —Susurré, no me perdí la sensación de su piel erizarse, se alejó.

—No hagas eso.

—¿No te gusta?

—¿Puedes llevarme a mi casa?

—Responde, Beth. —Bajó sus hombros y suspiró dramáticamente.

—Me gusta, pero no quiero que lo haga de más. Sigamos siendo solo amigos.

—Pero podemos seguir como amigos, eso no debe de cambiar. —Me acerqué un poco más, ahora estaba acorralada entre la puerta y yo. No tenía escapatoria.

—Absolutamente no, Sawyer.

—Está bien —Dejé mis labios muy cerca de los suyos, con nuestras respiraciones chocando una con la otra, sus pupilas se dilataron y sus ojos iban de mis labios a mi rostro—, solo pídeme que me aleje y lo haré.

—Estás jugando sucio —Apenas percibí su voz en un susurro ronco, me apreté más sobre ella.

—Dímelo, dime que me quieres lejos y me iré justo ahora.

—No.

Una sonrisa se posó en mis labios, después los dejé caer sobre los suyos. Ni siquiera se cohibió, gustosa me respondió de una manera caliente, sus manos tomaron mis cachetes para mantenerme ahí. Me separé levemente, sus ojos eran dos esferas brillando más que el sol en su apogeo por las mañanas, envolvió sus piernas por mi cintura, abrí la puerta mientras sentía sus labios recorrer mi cuello.

—No puedes decir que no te lo advertí, Bethany. —La besé callando y tragándome cualquier palabra que pudiese decir.


Más que Sexo©Where stories live. Discover now