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01 de marzo del 2016.

Retiro mis lentes, bajo la maleta del taxi, le pago y respiro el aire fresco de California, ya extrañaba mi hogar.

Estas dos semanas en Nueva York me hicieron reflexionar mucho, no salí de fiesta ni nada por el estilo, cuando mi padre y Amelia, su esposa, salían a cenar yo me quedaba hasta tarde bebiendo todo el alcohol que hubiera en la mansión de mi padre. Con Verónica siempre supervisándome y cuidando que no me pasara demasiado.

Todas las noches ella hablaba conmigo sobre como la había cagado, sobre como debía estar aquí en vez de andar allá sólo tomando sin parar, terminaba con unos buenos golpes por su parte y unos excelentes consejos también.

Me había decidido a dejar de ser un niño y afrontar las consecuencias, tenía que dejar ir mis sueños y hacer las cosas bien, dejar esa frialdad y egoísmo que siempre me caracterizaba.

Dejé la maleta en mi casa y salí hacia el Instituto, que día tan aburrido. Recién había llegado y ya tenía Instituto otra vez, lo extrañaría. Caminé por los pasillo saludando a mis amigos, a las chicas, busqué con la mirada la cabellera roja de Beth hasta que la encontré afuera del campus.

Conforme me acercaba más a su mesa donde se encontraba sentada sola, noté que estaba más pálida de lo normal, unas sombras negras descansaban bajo sus ojos, se veía demasiado flaca, desnutrida y triste.

Me detuve en su mesa y la escuché sollozar mientras miraba un punto fijo, ni siquiera notó mi presencia detrás de ella.

Se levantó cuando la campana sonó y brincó cuando me vio, pareció que hubiera visto un fantasma porque gruesas lágrimas bajaron por todo su rostro, un sollozo se escapó de ella y negó antes de tomar su mochila y literalmente corrió dentro del Instituto, me quedé ahí parado sin oportunidad de reaccionar.

No lo había notado hasta que se paró pero ya no usaba esos pantalones ajustados, ni faldas ni vestido bonitos. Usaba pantalones deportivos, unas Converse y una sudadera que era más grande que ella.

Fruncí el ceño antes de darme media vuelta e ir al edificio contrario, me tocaba economía y no podía llegar tarde. Dejé de pensar en ello, diciéndome que luego hablaría con ella.

Más que Sexo©Where stories live. Discover now