CAPÍTULO 10. "Raíces muertas"

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19 de septiembre del 2015.

Mantengo mi vista fija en ella, las lágrimas bajan por su rostro mientras las limpia en silencio, esperando una explicación. Rebecca se acerca y planta un beso tan rápido que no me da tiempo detenerla, cuando por fin sale, la observo nuevamente, ahora está cruzada de brazos y esa mirada, mierda, esa mirada duele demasiado.

—¿Y bien? ¿No piensas explicarme como mierda es que estabas con alguien más cuando se supone que estamos en una relación?

—Mejor explícame tú, mira la hora y las fachas en las que andas cuando se supone que teníamos una cita. —La señalo, y no paso por alto la chaqueta de hombre que trae por los hombros, tampoco me pierdo el hecho del bonito y sexy vestido bajo ella.

—¡Tuve un problema con Alex!

—¿Otra vez con ese amiguito tuyo Bethany? Ya me está hartando como la mierda ese tal Alex, te paseas por el instituto con él, todos los días y a todas las malditas horas cuando se supone que el novio soy yo. —Me señalo levantándome bruscamente del sofá.

No puedo darme el lujo de perder el control en estas condiciones, no puedo lastimarla otra vez.

—Pues cariño, ve acostumbrándote porque no dejaré de verlo, es mi amigo y no porque tengo... ¿Algo? —Se pierde en sus pensamientos, pero rápidamente se recompone— Lo que sea que tengamos, eso no quiere decir que tenga que excluirme del mundo porque simplemente no te cae bien.

—¡Me plantaste! —Grito, está bien, tengo que calmarme.

—¡Y mira cómo te estabas divirtiendo hace unos minutos! —Ella explota, incluso sus mejillas compiten con el color de su cabello— ¡Estabas casi follando con alguien más en el mismo sofá en el que tú y yo follamos!

¿Qué? Tenemos un problema más grande y a ella sólo le interesa el maldito sofá.

—Pues no hubiera salido de fiesta si no me hubieras dejado plantado ¿Sabes que reservé un bonito y lujoso restaurante? Uno que, por si lo olvidas, no puedes pagar y quería darte esa maldita experiencia —Abre la boca sin saber que decir, río con cinismos—. Estás quejándote todo el maldito tiempo de que no tenemos una relación estable y cuando quiero hacer algo lindo por ti vas y la cagas, porque esto no es mi culpa, oh claro que no, es tuya.

>> Por tu culpa yo estaba casi follando con otra chica, por tu culpa perdimos la reservación del restaurante y por tu culpa perdimos lo que pudo ser algo más para nosotros.

Un fuerte dolor de cabeza me invade cuando termino de hablar/gritar.

—¿Eso es lo que crees? ¿Qué es mi culpa? —Ríe y entrecierro los ojos hacia ella, me está colmando la paciencia— ¿Sabes qué? ¡Vete a la mierda Sawyer! ¡Estoy hasta la mierda de que me culpes por todo cuando eras tú el que estabas casi follando con alguien más, eres tú el que lo arruinó yéndose de fiesta y eres tú el que está terminando con lo que pudo ser algo más para nosotros!

>> Esto se acabó...

Ni siquiera la dejo terminar por completo la frase, me acerco y la tomo por los brazos mientras ella se remueve derramando más lágrimas intentando zafarse, intento besarla, pero no me da la oportunidad.

—Mierda lo siento, no sé porque dije todo eso, te juro que no es lo que pienso. La droga me está haciendo hacer y decir cosas que de verdad no quiero, perdóname.

—Ya es demasiado tarde, Sawyer, aléjate por favor.

—No —Me aferro abrazándola mientras sigue luchando, o tratando de hacerlo, porque claramente soy mucho más fuerte.

—No lo digas... —Suplico.

—Se acabó definitivamente.

Mi respiración se detiene por largos segundos, me alejo levemente del abrazo mortal que ejercía, la observo con fijeza tratando de encontrar en su rostro la mentira o la mala broma que me está haciendo. Ella no me mira y solo cierra los ojos mientras unas cuantas lágrimas resbalan por su mejilla sonrojada, la furia se apodera de mí y me pierdo totalmente, la suelto con tanta fuerza que cae al suelo de golpe.

—Realmente lo siento, déjame... —Sus ojos horrorizados me detienen.

—No te me acerques —Se levanta y prácticamente huye

¿Qué demonios había hecho?

(=)

—Mierda, Sawyer.

—Lo sé, soy un maldito hijo de perra. —Bebo mi cerveza y enfoco mi vista en el partido, Ed proclama mi atención y ruedo los ojos.

—Tienes que hablar con tu padre.

—¿Por qué debería? Él también está muy enojado, sabes cómo es.

—Es simple, tienes que amarrarte el dedo antes de que los padres de Bethany se enteren de lo que pasa entre ustedes y del escándalo de años atrás, seguro te denunciarían, ella es menor de edad.

—Y yo también, además mi padre dijo que ya no se metería en líos por mí. Fuiste muy afortunado. —Señalo sin pensar en que esto puede dañarlo.

Su mirada se oscurece y puedo notar como se pierde en lo que seguro son recuerdos nítidos y muy malos, toco su hombro trayéndolo de vuelta, intenta sonreír, pero no me convence por completo, lo conozco demasiado bien.

—No fui afortunado —Se aclara la garganta— fui un cobarde que huyó y abandonó a sus mejores amigos en cuento pudo, una rata de alcantarilla que no le importó lo que les pasó a ellos y en el problemón en el que te viste envuelto.

Me levanto de golpe, lo observo y parece muy enojado, pero no conmigo, consigo mismo.

—Sabes que no fue tu culpa, y evita decir que fuiste un cobarde porque salvaste a Rachel de toda esa mierda, si te quedabas no la hubieras librado, yo no te culpo, eso pasó hace mucho tiempo, ya no estamos ahí.

—De nada sirvió, me enteré de que se reencontró con Leo y regresó por él, al parecer ella está celosa de la chica con la que está saliendo, sabes que son como hermanos y ella simplemente depende de él, no puedo hacer más por ella.

Arrugo los labios sin decir más, solo lo apoyo como siempre lo hace conmigo, en completo silencio.

—Creo que Bethany me odia.

—Claro que lo hace, pero eso no detiene los sentimientos que también tiene hacia ti.

—No sé lo que quiero con ella, deseo que sea feliz, pero no quiero que lo haga lejos de mí, es bastante complicado, a decir verdad.

—Ella te quiere, pero no puedes abusar de eso Sawyer, como tu mejor amigo es mi deber decirte que la estás cagando y que no apoyo su relación, sin embargo, no voy a meterme porque no es de mi incumbencia, solo intenta no volver a lastimarla.

Asiento, eso si me perdona, suspiro con pesar sin saber cómo resolver este rompecabezas pelirrojo.

Más que Sexo©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora