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Zayn's POV

Tal vez se deba a que ya me acostumbré un poco a todo esto de ser reconocido y perseguido a dónde sea que voy. Tal vez es por ese mismo motivo que esta chica me produce tanta curiosidad. Sin embargo, tampoco puedo ser tan egocéntrico. Aún existen millones de personas a las que les mencionas el nombre Zayn Malik, y que posiblemente no tienen ni la más mínima idea de quién carajo es ese tipo. Mas, imaginaba que por tratarse de una chica joven como ella, la reacción habría sido diferente. Es más, debo admitir que llevaba un buen rato esperando algún grito o esa típica pregunta de "¿Tú eres ese chico de esa banda o no?". Y en parte, me aliviaba que aún no llegara. Llevábamos bastante rato caminando, y en ningún instante se atrevió a mencionar a One Direction.

No. Ella no me conocía, en lo absoluto.

Sonreía ampliamente, sintiéndome ciertamente afortunado de que una chica preciosa, y tal vez un poco torpe, me desconociera de esa forma. Después de todo, ¿Cuántas han sido las oportunidades para disfrutar de algo como eso?... Poquísimas.

-Entonces... ¿Ashley? -pregunto, recordando su nombre, recibiendo de inmediato una mirada interrogativa cómo exigiéndome saber porqué diablos lo sabía-. Quiero decir, imagino que así te llamas, ¿No? La persona con la que hablabas estaba gritando ese nombre.

Su mirada se relaja frente a mi explicación. De seguro que pensó que era una clase de psicópata o algo por ese estilo.

-Oh, sí... Sí, esa soy yo, Ashley... -agregó con un evidente sonrojo-. Ash para los amigos -añade, haciéndome entrar un poco más en confianza.

Esbozo una sonrisa, y ella esquiva mi mirada, sonriendo tímidamente. Acto seguido, alza la vista, y junto con ello, su mano, señalando hacia el frente.

-Ahí está, ya casi llegamos.

Frente a mis ojos se exhibe una pequeña casa de color blanco hueso, con tejas marrones y un antejardín muy bien decorado con una buena cantidad de flores coloridas. Parecía algo así como una típica casa de los suburbios, sencilla y cálida.

-Bonita casa -comento con toda sinceridad a medida que nos vamos acercando hacia la puerta de entrada.

-Gracias -me dice ella, insertando la llave en la cerradura para así abrir la puerta y adentrarse al interior-. Adelante, pasa.

Una vez dentro, me encuentro con una casa exactamente del estilo que me imaginaba, algo muy familiar, sumamente acogedora.

-¡Abuela, ya llegué! -anuncia la rubia, y a los pocos segundos podemos ver como una mujer de edad hace el esfuerzo de bajar las escaleras lo más rápido que sus viejas rodillas le permiten. Esbozo una sonrisa, al tiempo en que Ash rueda los ojos, sin esconder una expresión divertida.

En cuanto la mujer llega al piso, se lanza a abrazar a su nieta, como si esta prácticamente viniese llegando de la guerra.

-¡Dios mío, Ashley, me tenías tan preocupada, jovencita! -exclama, separándose del abrazo, para seguidamente reparar la mirada en mí. Abrí la boca para presentarme pero ella se me adelantó-: ¿Y este jovencito tan guapo, Ashley? Podrías haberme avisado que traerías visitas, tal vez así podría haberme arreglado un poco -bromea, robándome una carcajada. Por lo que veo, es una señora muy amable-. Disculpa mis modales, hijo, yo soy Charlotte, la abuela de Ashley.

-Un gusto, señora -digo.

-Oh, pero no me digas señora, por favor. ¿No ves que me haces sentir más vieja todavía? -exclama dramáticamente. Dios, la personalidad de esta mujer es infinita-. Si eres amigo de Ashley, puedes decirme "abuela".

Asiento divertido.

-Relájate, abuela, no lo abrumes -dice Ash, un tanto incómoda-. Creo que... Un momento, ¿Cómo es que te llamas? -me pregunta, sonrojada al percatarse de que había olvidado el detalle de mi nombre.