Capítulo 08. Un horrible presentimiento

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Resplandor entre Tinieblas

Por
WingzemonX

Capítulo 08.
Un horrible presentimiento

Ascender como detective de la División de Homicidios, siempre fue una meta más que obvia para Cole Sear. Esa era, después de todo, la manera perfecta en el que podía cumplir el propósito que lo había llevado a unirse a la fuerza policiaca desde un inicio. Dicho logro llegó a él de manera relativamente rápida, convirtiéndose en uno de los elementos más jóvenes en lograrlo. Mucho de ello fue gracias a su arduo empeño, por supuesto; pero sería bastante terco de su parte fingir que no se debió también a sus "habilidades especiales", que le daban cierta ventaja ante otros competidores.

Si había aprendido algo durante esos años que llevaba, no sólo como detective de homicidios, sino como parte del Departamento de Policía de Filadelfia en sí, es que casi todos los delincuentes, por no decir las personas en general, tenían e instinto natural de huir; o, en su defecto, atacar a la primera señal de peligro. Dicha conducta era muy propia de los animales; la que no lo era tanto, era el deseo de agredir, torturar, y asesinar a sus iguales sin ningún motivo alguno, más allá de querer hacerlo, o por una búsqueda egoísta y retorcida de placer y emoción.

Extrañamente, se había dado cuenta de que aquellos con esta última conducta, eran de hecho menos propensos a huir. Según lo veía, los asesinos violentos y despiadados, aún dentro de su propia manera retorcida de ver el mundo, eran lo suficientemente inteligentes para entender que lo que hacían era algo incorrecto... para las demás personas, no para sí mismos; y aunque varios de ellos no podían digerir enteramente todas las implicaciones de ello, solían aceptar con notoria tranquilidad el hecho de que los descubrieran, y hasta se regodeaban de ello.

Andrew Stuart, el hijo de perra que estaba persiguiendo a pie en esos momentos por el centro, no era uno de ellos. Este cobarde, en cuanto entendió por qué se habían presentado en su tienda de electrodomésticos buscándolo específicamente a él, tiró un estante delate de ellos, y salió corriendo despavorido por el área de carga. Su compañero, Tommy, se dirigió al auto, mientras él decidió correr detrás del sospechoso. Aunque claro, llamarlo "sospechoso", para Cole era una mera formalidad; él ya sabía que era culpable, y de sobra.

Era un poco menos de las seis de la tarde; las banquetas estaban algo concurridas, ya que varias personas habían salido hacía poco de sus trabajos. A Andrew esto parecía importarle muy poco, como poco le importaba la vida de mujeres inocentes que confiaban en él al subirse a su vehículo durante las madrugadas, en busca de alguien que las llevara a salvo a casa. Empujaba a todo el mundo sin el menor pudor para abrirse paso, incluso llegando a derribarlos hasta el suelo si era necesario. Una parte de Cole deseaba comportarse a sí, con tal de poder alcanzarlo lo más pronto posible. Pero, para bien o para mal, era un oficial de la ley, así que sólo se limitaba a avanzar como le era posible, al tiempo que se anunciaba gritando: "¡Policía!, ¡a un lado!"; eso parecía bastar la mayoría del tiempo para que se hicieran a un lado, entre sorprendidos y asustados.

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