Capítulo 55. Un Iluminado de Dios

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Resplandor entre Tinieblas

Por
WingzemonX

Capítulo 55.
Un Iluminado de Dios

Matilda pasaría al menos un día entero en su tren antes de llegar a Los Ángeles. Dicho tiempo le serviría para descansar su herida, y también su mente. Leena Klammer, dada su situación como fugitiva buscada por la policía de al menos tres estados, no podría tomar ningún medio de transporte público en el que pudieran ser reconocidas ella o sus "rehenes". Tendría que irse con mucho cuidado lejos de las carreteras principales; le tomaría quizás dos días más arribar. Cole, por otro lado, no tenía impedimento alguno para tomar un avión y adelantársele a ambas, pero tenía que ser rápido.

Luego de vestirse, y antes de pedir un taxi que lo llevara lo más rápido posible a Portland (más específicamente al Aeropuerto Internacional), Cole hizo una llamada rápida a una persona. Había estado postergando un poco el tener que hacerla, pero previendo lo que vendría de ahí en adelante pensó que sería bueno hacerla de una vez.

El padre Michael, párroco de la Iglesia de San Agustín en Filadelfia, había sido un buen amigo de Cole desde su niñez, aunque su relación se volvió mucho más cercana desde que comenzó a trabajar en la policía, y posteriormente tras la muerte de su madre. Era un hombre muy inteligente, y sobre todo a Cole le impresionaba como lograba equilibrar muy bien su lado teológico con su lado más objetivo y escéptico. Y, además, siempre había visto con buenos ojos lo que Cole podía hacer, e incluso había pedido su ayuda en más de una ocasión antes que a otros religiosos. Sus puntos de vista como sacerdote en ese tipo de temas espirituales siempre le habían sido útiles, así como sus consejos y observaciones más relacionados con sus experiencias y vivencias personales. Después de todo, si más sabía el diablo por viejo que por diablo, ¿no aplicaría lo mismo para los sacerdotes?

Intentando ser lo más conciso posible, le contó al padre Michael sobre el caso de Samara Morgan, sobre todo las cosas inusuales que habían ocurrido en torno a ella, y lo que había visto en ese fugaz encuentro con el espíritu que la acosaba. Y, más importante, le contó sobre sus sospechas y teorías que no había compartido siquiera con Matilda.

El padre Michael lo escuchó pacientemente, y aunque fue evidente su preocupación, logró mantener el temple digno de alguien en su posición. Una vez que tuvo toda la información a la mano, y tras unos instantes de cavilación, el religioso le indicó:

—Si vas a ir a los Ángeles, conozco a alguien que se encuentra allá en estos momentos. Es un colega al que debes conocer y contarle todo esto.

—¿Otro sacerdote? —cuestionó Cole, algo inseguro—. No lo sé, padre... sabe que mi relación con la iglesia en general es un poco complicada. No todos son de mente tan abierta como usted.

—Te aseguro que esta persona y sus ayudantes lo son. Si en efecto te estás enfrentando a algo como lo que crees, te servirá su ayuda y consejo.

Cole reflexionó un poco, un tanto confundido por tal afirmación.

—¿Quiénes son estas personas de las que habla, exactamente?

—Ellos mismos te lo dirán —respondió el sacerdote, y luego guardó un silencio corto, pero dubitativo—. Con el tiempo...

El padre Micahel prometió que se comunicaría con esos colegas suyos y les diría que lo recibieran. Le pasó la dirección a la que debía acudir, que al parecer se trataba de una iglesia (lo cual no le sorprendió mucho). Por respeto a su viejo amigo y consejero, haría esa visita intentando que no le tomara demasiado tiempo. Sin embargo, no esperaba realmente obtener mucho de ella. En efecto había fuerzas involucradas en todo eso que algunos podían llamar "demoníacas." Pero, fuera del padre Michael, dudaba que algún otro religioso pudiera tener una visión de todo eso que le fuera a ser útil.

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