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No había cosa que Yuuri amara más que su librería llamada History Maker

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No había cosa que Yuuri amara más que su librería llamada History Maker. Le gustaba pasar las tardes tras el mostrador leyendo los libros que poseía junto a una deliciosa taza de té y panecillos o galletas. La tienda era grande, sus paredes blancas estaban llenas de distintos dibujos hechos por él, todos representando sus libros y temas favoritos. Habían largas hileras de estantes llenos de libros de todos los géneros y para cualquier necesidad, también habían estantes con papelería y útiles estudiantiles. Yuuri no había podido evitar poner algunas mesas para las personas que querían leer algún libro sin comprarlo, ya que no todos tenían los medios y... claro, siempre y cuando lo devolvieran, y mantuvieran en buen estado.

Disfrutaba el tener clientes regulares que le acompañasen en sus solitarios días y como todo, tenía a sus favoritos: primero estaba su mejor amigo Omega Phichit, destinado de Christophe Giacometti, un Alfa suizo respetado en el mundo de la moda. Ambos solían ir a comprar historietas, mangas, historias de acción y romance, y por supuesto revistas de modas. Phichit amaba sobre todo aquellas en las que su destinado aparecía en la portada ya que solía coleccionarlas y en ocasiones enmarcarlas.

-¿Viste la colección de verano? -preguntó el moreno con emoción.

-Si -mintió con una leve sonrisa, pues Yuuri no era muy conocedor sobre moda. Vendía revistas y muchas cosas sobre las que no sabía mucho, pero le gustaban.

-¡Chris estuvo grandioso en ese desfile! -dijo Phichit con los ojos brillantes, comenzando uno de aquellos largos discursos sobre lo genial y grandioso que era su pareja.

Yuuri no pudo hacer más que sonreír y apoyar la mejilla en la mano pues no le molestaba en absoluto ya que era feliz por su amigo y le encantaba que el chico compartiera con él. Además, el Beta había estado rodeado de amigos mayormente Omegas, así ya había presenciado cómo eran estos cuando estaban enamorados, por lo que era algo normal para él. Aunque en ocasiones el japonés no podía evitar preguntarse a qué olerían las feromonas de sus amigos cuando estaban tan entusiasmados y enamorados.

-Phichit -la campanilla de la puerta sonó dejando ver la rubia cabeza y los verdes ojos de Chris-, lamento haber tardado tanto -se disculpó en verdad arrepentido.

De inmediato el Alfa corrió hacia su Omega y ambos se fundieron en un abrazo que hizo suspirar a Yuuri. Extrañamente su tienda tenía aquella mágica capacidad de juntar parejas, porque ¿qué oportunidad hubieran tenido de conocerse justo en aquel lugar su mejor amigo de intercambio de Tailandia y aquel modelo suizo?

Fácil, ninguna.

-Gracias por cuidarlo, Yuuri, ahora debemos irnos, tengo una entrevista -guiñó el suizo haciendo parpadear al Beta, causando que saliera de su ensoñación.

-Ah, no es nada -le restó importancia con la mano- Entonces, la próxima semana tendré tu cara entre los ejemplares de mi tienda.

-¡Así es! -dijo Phichit feliz de estar entre los brazos de su Alfa- Asegúrate de guardarme uno, la próxima semana pasaré a buscarlo.

Rompiendo el InstintoWhere stories live. Discover now